Terminando las clases, condujé hasta O'Connell Street en dirección al Bowery Lane donde Khyan y Adrie me esperaban.
Ese era nuestro lugar habitual para reunirnos por la tarde, era una cafetería muy agradable donde nos gustaba pasar el rato. A veces pienso que pasábamos más tiempo ahí que en nuestros propios hogares, al principio íbamos porque nos gustaban las bebidas que preparaban, y sin saberlo, comenzamos a ir con frecuencia hasta que se volvió una rutina.
Entré a la cafetería y los chicos me esperaban en la mesa de siempre con la orden de diario ya servida, caminé hasta ellos y me saludaron al verme. Tomé asiento junto a Khyan, quedando justo frente a Adrie y tomé mi vaso de té verde.
—Ya, cuéntanos —habló Khyan de inmediato mirándome impaciente, como si se hubiera estado conteniendo—. ¿Recibiste otra nota en el transcurso del día?
Adrie no dijo nada, pero su mirada se mostraba interesada y expectante de mi respuesta. Aunque no lo admitía, ni lo mostraba, estoy seguro que por dentro la curiosidad le carcomía tanto como a Khyan.
Negué con la cabeza, acabando con el suspenso de ambos.
—Tal vez sea una nota por día, no lo sé —dije con cansancio—. Es la primera que recibo, puede que haya un patrón después, puede que no. Simplemente no tengo idea, ¿de acuerdo? No sé cómo funciona.
No entendía porqué tanta insistencia por parte de ambos. Al inicio del día me sentía curioso, pero entre más hablan de ello, más quiero dejar el asunto de lado. Digo, es algo irrelevante y algo que en estos momentos me tiene sin cuidado.
Suspiré y comencé a frotar el arco de mi nariz con frustración.
Adrienna notó lo exhausto que comenzaba a volverse el asunto para mí.
Ella siempre logra detectar cualquier cosa que yo sintiera, así sea hasta lo más insignificante.
Lo mismo me pasa cuando se trata de ella, es una conexión tan fuerte que es casi como si fuéramos mellizos.
También teníamos cierto parecido físico, así que desde niños asegurábamos con firmeza que lo éramos.
Khyan llegó a la conclusión que la similitud entre nuestros apellidos Khan y Khalan no podía ser otra cosa que un caso de gemelos separados al nacer, y según él, nuestros padres habían conspirado para dejarnos pequeñas pistas como los apellidos para que el destino hiciera de las suyas y nos diéramos cuenta de todo el malvado plan.
Vaya manera de pensar de los tres, teniendo en cuenta que esa descabellada teoría la habíamos pensado cuando teníamos unos doce años, si acaso.—Así que, ¿tienen planes para esta noche? —preguntó Adrie sutilmente tratando de cambiar el tema.
La miré dándole una sonrisa, agradeciendo en mis adentros por ello.
Khyan se encogió de hombros y miró hacia la nada, preparándose para uno de sus discursos melodramáticos —Quedarme en casa viendo películas, o simplemente, existir hasta el día del juicio.
Es Lunes y él no es muy fanático de este día en particular, así que acostumbra lamentarse y estar prácticamente en modo de ‘luto’ hasta que pasa el último minuto del día. Literalmente.
—¿Y tú qué harás hoy, Adrie? —le preguntó, saliendo de su repentino y nostálgico trance traumático de los Lunes.
—Ten por seguro que algo más interesante que eso —respondió ella riendo.
Él asintió con una sonrisa y ambos me miraron al mismo tiempo, esperando escuchar mis planes de hoy.
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❝ FAIRPLAY ❞
Mystery / ThrillerEithen comienza a recibir notas de amor. Con la ayuda de sus amigos, Adrienna y Khyan, emprende una investigación, y poco a poco las notas empiezan a mostrar indicios de inminente peligro. ¿Quién estará detrás de todo? ¿Logrará Eithen descubrir al r...