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rl ; "El Sombrero Morado"

||NAMJOON||

-¿Qué somos? -Pregunta Seokjin, limpiándose una lágrima que ya resbala por su mejilla.

-Yo... Seokjin, no lo sé. -Digo, mirando al suelo, arrepentido.

-NamJoon... Te quiero, siempre te he querido, desde el día en que descubrí tu cuenta, desde antes de que tú me empezases a odiar. -Dice, comenzando a llorar de nuevo.

Limpio sus lágrimas para después juntar nuestras frentes. Jin es perfecto hasta llorando.

-Lo siento Jin... Sé que ese beso fue jugar contigo, no sé lo que siento... Solo sé que quiero... Volver a hacerlo...

-Entonces hazlo. -Habla con firmeza, mirando mis labios.

Cómo me gustaría que eso estuviese pasando, pero no, en vez de volver a probar los bonitos y dulces labios del chico que va delante de mí, estamos huyendo de un idiota baboso.

Y sí, acabo de admitir que el beso me gustó. Y Jin también me gustó, pero eso último no quiero creérmelo.

Vuelvo a odiar a Jin, porque no había sentido atracción hacia alguien desde hacía bastante tiempo. Aclaro; no me gusta, pero ¿como me voy a arrepentir de besar a un chico guapo, alto y divertido?

Agh.

-Nam, el otro día me lié con tu hermana. -Dijo Jin, volteándose para mirarme.

-Ajá... -Dije distraído, estaba demasiado ocupado pensando en todo lo anterior.

-No soy quien para reclamarte nada, ¡pero ya es la segunda vez que no me escuchas! -Se rió. -No me lié con tu hermana, ¡Y ni siquiera tienes una!

-Lo siento Jin. -Me rasqué la nuca mientras aún me dejaba llevar por Jin.

Por Jin y su mano todavía agarrando la mía.

Era de noche y las luces de la cuidad eran muy bonitas, caminábamos por la acera y yo miraba todos los restaurantes de comida y demás, mientras que Seokjin era el que elegía el camino.

No me importaba estar a solas con él, era agradable.

-¿A dónde vamos? -Pregunté elevando una ceja.

-No sé. -El mayor se encogió de hombros, parando en seco y mirando a todos lados. -A cualquier sitio.

-Entremos a comprar algo de comer. -Señalé una tienda que todavía estaba abierta, pues era bastante pronto.

Entramos y saludamos a la dependienta, que pareció alegrarse de tener alguna clientela. Me dio cierta pena.

Solté a Jin, y vaya que dolió, empezaba a acostumbrarme, pero obviamente no iba a dejar mis patatas de bolsa de lado. Cogí eso y unos snacks de queso que tenían buena pinta.

Nuestro plan era estar fuera el tiempo suficiente como para que Jackson se emborrachase tanto que no recordase quien era ni que hacía allí.

Porque sí, muchachos, Jackson es ese tipo de persona.

Seokjin y yo nos encontramos de nuevo en la caja. Vi que él había cogido tres paquetes de Kit Kat y... ¿Dos sombreros morados?

Eran brillantes, tenían purpurina de la que se te pega cuando la tocas; mala calidad, chicos. Le miré extrañado, al parecer era una de esas tiendas que venden de todo.

Una vez pagamos me tendió uno de los sombreros después de ponerse él el otro.

Reí aún sin decir nada, pero no rechisté y me lo puse. Estamos preparados para hacer el ridículo delante de familias que están cenando tranquilamente.