❀Siempre Fuiste Tú❀[Todoroki y Tú]

T e r c e r o.

-¿Y tus padres...? -comentó hecho un matojo de nervios el peliverde.

No contesté.Solo miré hacia abajo, provocando que él se sintira culpable.

-O-oye,¿estás bien? ¿he dicho algo mal?... -dijo el chico algo alarmado por mi expresión.

-Noo.. Midoriya, no pasa nada, es solo que.... -respondí yo.
¡Porfavor!que alguien me saqué de esta situación...

-¡Ah, ______,!parece que All Might está empezando a hablar.Deberíamos escucharle.-dijo él, obviamente notó lo incómoda que se volvió la situación.

-Ah~,gracias a dios.-dije para mí misma, realmente aliviada.

Durante un rato escuchamos atentamente a los profesores hablar.
Incluído entre ellos, mi tío.
Tras la larga charla seguí a la mayoría de chicos, entre ellos me guiaba por Midoriya. Hacia la que sería mi clase.

-P-Perdón, disculpen .-insistía yo, recibiendo empujones te todas las clases por los largos pasillos de la U.A, que empezaban a parecerme un verdadero infierno.

-Oye ten cuidado niñata.-me decían algunos.

Perdí de vista a Midoriya.

-¡Disculpadme! -estaba empezando a marearme. -Ahg -caí al suelo, o más bien alguien me empujó.

Empezaba a recibir patadas de todo el mundo, y estaba a punto de desmayarme.
No aguantaba los lugares con mucha gente.

-Por favor, no puedo respirar. -levanté mi mano intentado levantarme, o que alguien me ayudará, pero parecía imposible.

Se veía todo borroso.
Cuando alguien agarró mi mano.
Menos mal.
Suspiré.

-¡Ahhhh... ~!Dios... Estaba... Apunto de... -mi salvador interrumpió mis palabras.

-¿Vas a dejar dejar meterte en líos?Es la segunda vez.-dijo el chico heterocromático con una expresión algo agitada.-

Era la segunda vez,que él. Me salvaba.

-Siempre me salvas...cómo agradecértelo...-dije yo mientras clavaba mi mirada en la suya, totalmente inexpresiva ahora.

-Es suficiente si dejas de meterme en tus problemas. -dijo sin darle nada de importancia.Ni siquiera al estúpido mote que le había puesto.

-C-Claro-dije algo desilusionada.-Yo... Debería irme a clase...-dije girándome para seguir andando entre la multitud algo más calmada.

Me ha salvado dos veces.Debería agradecerle. Pero de verdad.
¿Estoy siendo egoista?

Me dispuse a girarme, dispuesta a agradecerle.
Pero leyó mis pensamientos.

-Oye... -dijimos al unísono,mientras nos quedamos mirándonos sin poder decir una palabra.Él con su mirada fría.

Me preparé para hablar, abrí mi boca levantando mi cabeza para decir lo que tenía pensado decirle, o solo agradecerle, si la vergüenza me podía.
¿Por qué me daba vergüenza?