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— Mi respuesta es No — contestó la azabache nerviosa.

El ambiente se sentía tan tenso que podría cortarse con la espada del demonio que estaba frente a ella.
Vio como hacia una mueca de molestia, dejando ver sus colmillos perfectamente blancos y aliñados.

— Me estoy poniendo en vergüenza por pedirte esto, y tú rechazas tal oferta — gruñe molesto, tratando de que su bestia interior no tome el control de la situación.

Kagome lo pensó un poco más, estaba nerviosa, era mucha responsabilidad puesta en sus manos.

— ¡Estoy nerviosa, no sé que decir!

— Si dices que si, ambos resultando beneficiados, además, no habrá nada romántico entre nosotros jamás.

— Esta bien, solo porque te debo muchas cosas — le regaló la sonrisa más sincera que tenia, brindándole cariño al mayor.

— Humana idiota — murmuró, dándose la vuelta para irse de ese lugar.

— ¡Hey! ¿Ahora qué hice?

— ... — pero no le respondió, solo siguió caminando hasta perderse entre los arboles que había.

— ¿Por qué me meto en tantos problemas? — soltó un suspiro antes de ver el arbusto de al lado moverse.

Se inclinó hacia este, viendo una esponjosa cosa sobresaltar de las hojas, la tomó para tirar hacia arriba revelando a un Kitsune sonrojado al ser descubierto.

— Jeje, Hola — saludó Shippo nervioso, viendo la cara seria de Kagome.

— Esta mal escuchar conversaciones ajenas.

— ¡Inuyasha me mandó! — culpó al inu que pronto se acercó a ellos con un aura de enojo.

— Shippo, desgraciado — le pegó un golpe en la cabeza provocando que la chica soltara al pobre.

— ¡Abajo! — gritó, antes de sentir como el suelo daba un temblor Deja a mi pequeño en paz.

Alzó al pequeño pelirrojo a su hombro para comenzar a caminar, aunque no pudiese verlo, sabia que ambos se estaban haciendo caras.

Eres Diferente, Miko. //CANCELADA//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora