Capítulo 2

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Georgiana había visto a una cantidad considerable de hombres borrachos como para identificar cuando alguien no se encontraba en sus cinco sentidos, sin embargo, por más que observaba al hombre, sus gestos, y su forma de hablar, no logra confirmar que tuviera aunque fuera, un mínimo signo de ebriedad. Pero si no estaba ebrio, entonces solo podía estar loco o ser muy idiota, ya que lo que le acababa de decir sobrepasaba los límites de lo absurdo.

Ella no se consideraba una persona indiscreta o algo similar. Había sido educada para siempre saber que decir y que no, no obstante, en esa ocasión no pudo evitar preguntar:

—¿Está usted tomado?

El hombre soltó una musical carcajada que la sorprendió.

—No. No he tomado en toda la noche.

—Entonces no comprendo el motivo de esa absurda propuesta.

—Quiero resarcirla. Le he espantado a un posible marido, creo que podría ayudarla a conseguir otro ¿Es un trato justo, no?

—Es ridículo—contradijo ella—no es la primera persona que me arruina una propuesta, y ya que ninguno de los anteriores se molestó en buscarme un pretendiente, no creo que usted deba hacerlo.

Georgiana se dio cuenta de que había dado demasiada información cuando los ojos de él mostraron una indudable curiosidad hacia lo dicho. Ella no había querido sacar esos temas a relucir, fue de forma inconsciente.

—Creo que es mejor que me vaya—dijo levantándose y alisando las arrugas de su vestido—no es correcto que estemos aquí solos.

Pero Alec no estaba dispuesto a dejarla marchar. Interponiéndose en su camino, le bloqueó el paso.

—¿Le han arruinado ya propuestas de matrimonio?

Su tono no podía calificarse con otro adjetivo que no fuera incredulidad, y Georgiana no lo culpaba. Cualquiera diría que eso era absurdo e inverisímil. Que sucediera una vez, podía catalogarse como un desafortunado incidente, pero ya tres veces era una locura.

Intentó rodearlo para pasar de largo, pero el hombre le bloqueaba el camino como quién no está dispuesto a dejar ir a su presa y Georgiana empezó a exasperarse. Le dedicó una mirada que hubiera dado por advertido a cualquiera, pero él no se movió y esperó pacientemente la respuesta que ella se negaba a dar.

—Dos para ser exactos—claudicó al final y volvió a sentarse en el banco ¿Qué mas daba que lo supiera? ¿Qué más daba si propagaba los rumores? De todas formas estaba destinada a no casarse.

—Y…¿puedo saber como fue? 

—No—ella envaró los hombros en una pose defensiva y le dirigió una mirada helada.

Él por su parte, no pensaba darse por vencido, pero dudaba de que la mujer fuera a decir más. Intentó recordar cuales habían sido sus pretendientes para así darse una idea, pero a la mente solo se le vino uno, y con él, una idea que no le gustó mucho.

—Por casualidad…una de esas propuestas arruinadas ¿no fue la que puso fin a su cortejo con Lord Conventry?

El único sino que la mujer mostró de sorpresa, fue abrir ligeramente los ojos, y ni eso hubiera sido suficiente para demostrar a alguien menos observador su desconcierto, ya que fue demasiado sutil. Para mala fortuna de la dama, Alec siempre había sido una persona detallista.

—Siempre pensé que usted lo había rechazado, o que él se había echado para atrás. Eso es lo que la gente comenta—se sentó otra vez a su lado y ella lo miró como un bicho fastidioso—¿Qué fue lo que pasó en realidad? —preguntó aún sabiendo que ella se encontraba molesta.

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⏰ Última actualización: Apr 22, 2018 ⏰

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Mi adorable problema (familia Allen #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora