Mystery of love

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Las olas cantan una canción al mecerse suavemente en la arena. Si cerrara los ojos, podría sentir como le lleva hacia ella. Pero ahora mismo no puede perder la concentración o se caerá de la tabla. Como cada tarde de domingo, Drake va a la playa a surfear un poco y a relajar su mente. Es como su terapia. Ir a esa pequeña playa los fines de semana y surfear con las olas, es la mejor medicina que le podrían dar antes que una pastilla para el dolor de cabeza. Normalmente no hay nadie, así que puede estar tranquilo. Y es que lo bueno de Brisbane, es que hay mucho por donde elegir, hay playa por todo tipo de personas: el turista, la familia, el ejecutivo, el nudista...

De fondo, un señor tiene puesta la radio y suena Rock of Ages de Def Leppard. La cosa mejora cuando una ola se prepara para embestir a Drake. Él sonríe como agradecido por tener una oponente a su altura, y se prepara para domarla. Va nadando a toda velocidad hacia ella, cualquier diría que piensa colapsar con la ola. Y entonces se levanta y con un equilibrio impresionante, digno de celos de cualquier artista de circo, y comienza a realizar el recorrido. Surfear olas desde pequeño le ha enseñado que no hay ola que no pueda controlar. La canción de fondo lo hace todo más épico. Y él, no puede dejar de sonreír. Cómo ama ese momento.

Al mismo tiempo que la canción acaba, Drake decide volver a la orilla. El sol le da de lleno y el traje de neopreno empieza a secarse. Decide que será mejor adentrarse a los vestuarios de la playa y ponerse algo más cómodo, pero primero debe devolver la tabla que ha alquilado en la tienda. Él solía tener una tabla de surf pero un accidente de tráfico hizo que se partiera en dos. Desde entonces, está ahorrando para comprarse una. Las buenas no son precisamente baratas y no es tan fácil escoger una. Es una filosofía de surfista de que "la tabla debe escogerte a ti", un poco al estilo con las varitas de Harry Potter.

Puede parecer una tontería pero el vínculo que se establece con una tabla no se olvida. Todavía recuerda la primera que le regalaron cuando apenas tenía 10 años. Era blanca con líneas negras y tenía dibujada una guitarra en la esquina superior. Muchas veces intentaba levantarla como si la propia tabla fuera una guitarra, pero aunque era una tabla pequeña para un niño, tenía un peso considerable, así que no se permitía levantarla demasiado. Era su mejor amiga hasta que creció y...tuvo que "donarla".

Otra razón por la que no podía comprarse una tabla todavía es que sería muy incómodo trasportarla en su moto hasta la playa. Todos los surfistas que él conocía iban a la playa con su coche o su furgoneta, él era el único con una moto. Era una V9 Bobber de color negro que relucía cada vez que sonaba el motor. Pero no le importaba no tener coche, a él le gustaba de hecho conducir en su moto y sentir el viento en la cara cuando conducía cerca de la bahía.

Una vez devuelta la tabla a la tienda, y dar las gracias al dueño por confiar un día más en él, éste le entrega la mochila con su ropa. Siempre se la guarda, es como un intercambio. Tú me cuidas mi tabla y yo te cuido tus cosas. Y nunca debe romperse. Y se dirige hacia los probadores justo al lado de la playa. Vuelve a sentir la arena bajo sus pies, quemándole la planta. Suelta un quejido mientras sigue avanzando al destino. Tantos años yendo a la playa podrías pensar que uno se acostumbra al tacto del sol proyectándose en los granos de la arena, pero es imposible soportarlo cuando quema tanto.

Sale con un pantalón corto y una camisa de media manga. Se peina un poco su pelo rubio, aun mojado por las olas, y sonríe de lado. Otro maravilloso día en la pequeña Australia. Pero ya se está poniendo el sol y es hora de irse a casa. Le están esperando. Está apunto de marcharse cuando oye varias voces que le llaman. Sorprendido, se da la vuelta. Son dos chicas que corren a su encuentro.

- ¡Perdona! ¡Perdona! ¡Pero creo que se te ha caído esto!

Drake mira la mano de la chica. Hay una pulsera de tela de color marrón con algunos diseños tribales. Él no recuerda tener alguna parecida.

I can sense youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora