El dolor era intenso, la temperatura estaba al límite de lo ardiente y un calor inofensivo. Cuando había cerrado mis ojos mi mente y todos mis sentidos se reunieron en un solo lugar dando paso al veneno a que hiciese su obra. Durante aquellas dieciocho horas sentí como todo dentro de mi se revolvía en procesos lentos de transformación y de apoco todo iba cambiando, me sentía libre de todas las emociones negativas que alguna vez tuve, todas aquellas que oprimían mi ser. El efecto del veneno no solo alcanzaba a transformar mi cuerpo sino que mi alma y mi espíritu también, era la misma persona, seguía siendo Irina pero mucho más fuerte, sentía que mi destreza mental y física no tenían límites.
Las horas pasaban y mi cuerpo despertaba con aquel fuego interno que iba creciendo e impregnándose en mis venas. Mi corazón se iba congelando hasta que sus latidos se extinguieron, se detenían con el avance del veneno, a lo que mi cuerpo no reaccionó de ninguna manera. Todo era mucho más intenso de cuando la ponzoña había impregnado mi piel, mis sentidos abarcaban un área mucho más grande al momento de despertar, los olores se sentían muy fuertes y la información se grababa en mi cabeza sin que nada pudiera sacarla de ahí, tal vez se debía a mi "habilidad"
Mi piel comenzaba a enfriarse y podía sentir como el sol se hundía bajo el horizonte de Manhattan.
Las horas pasaban. El veneno seguía su camino... el dolor era ya inexistente y había cierto placer en la situación que no podría describir en palabras. Era un calor que oprimía mi cuerpo sobre el colchón de mi cama y daba una sensación de hundimiento sobre las plumas. Era el viaje hacia el último despertar.
Por último todo mi cuerpo estaba despierto, sin embargo mis ojos y mis oídos eran incapaces de detectar el entorno, no desconocía donde me encontraba sin embargo no podía abrir mis ojos ni tampoco escuchar. De a poco el veneno impregnó las fibras bajo la piel y mis oídos se abrieron dando paso a un sin fin de sonidos dentro de la habitación, se extendió hacia la calle hasta Queens y pude escuchar un partido de basketball en el Madison Square Garden... todo era audible.
lentamente un sonido muy peculiar dentro de la habitación captó toda mi atención. Una lenta respiración a mi lado izquierdo, desde la puerta que daba a la sala de estar. Era lenta y profunda, muy calmada y sin ninguna oscilación, como una grabación, intacta.-Irina... despierta
Era William... seguía aquí, y no se había movido del lugar en donde me dejó.
Mis ojos querían verlo, y como si de ellos dependiera mi cuerpo se abrieron para dar paso a una nueva vida.-William...
-Irina
Sus ojos seguían teniendo ese resplandor nocturno, sin embargo era lo que su persona me inspiraba lo que había cambiado por completo. Había una nueva percepción sobre William.
-¿Cómo te sientes?
-Bien- dije.
¿Era yo un vampiro ahora? Por supuesto que sí, todo era nuevo, todo olía diferente y se sentía diferente, no había excepción. Todo había cambiado. Podía ver el tiempo pasar por un lado, podía sentir como su extensión sobre la humanidad no me afectaba en lo absoluto, los segundos pasaban sobre mí, los minutos, las horas, los días, los años, los siglos... y ninguno podía tocarme.
-¿Tienes hambre Irina? -dijo William sonriéndome.
-Si
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El don de las Tinieblas | Crónica Vampírica
VampireRomance y Fantasía [EN EDICIÓN] Historia corta sobre la transformación de una chica, testigo del asesinato de una pareja cometido por un vampiro. William jamás había dejado a un testigo con vida antes, sin embargo, una energía de grado cinco en Ir...