Epilogo

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Miguel era un joven muy humilde, no se permitía ocasionarle problemas a la señora Cass, era una mujer muy amable y dulce con él. Así que cuando esta se enteró sobre la noche que se había emborrachado (omitiendo los hechos sexuales) y sobre la relación que tenía con su sobrino, Miguel se sentía muy avergonzado y apenado.

La joven mujer tomo la relación de los dos muy bien, felicitándolos alegremente y llamando a Miguel "sobrino". Estaba muy feliz que Hiro estuviera con alguien tan amable y apuesto como Miguel, sabía que este lo haría muy feliz.

A pesar de todo, Miguel se seguía sintiendo muy mal por lo de su borrachera, así que para compensarlo le pidió a su ahora tía Cass que le permitiera trabajar un mes en la cafetería. Aunque ella insistió que no era necesario, termino aceptando ante la desesperación del moreno.

Esto fue algo que Hiro no pudo evitar aprovechar, así que todos días después de la universidad le hacía de cliente en la cafetería de su tía. Solo para molestar a su novio.

Curiosamente, la cantidad de mujeres que visitaban la cafetería había aumentado la última semana, justo cuando Miguel había empezado trabajando como camarero.

Esto molestaba a Hiro, sobretodo el hecho de que Miguel fuera tan amable con ellas (en sí lo era con todos). Así que, mientras más amable fuera Miguel, más insistente seria Hiro.

_ ¡Mesero! ¡Meseritooo!_ "Genial, está aprendiendo español" pensó Miguel mientras se acercaba a su "cliente" con una sonrisa forzada.

_ Y ahora que se te ofrece Hiro ¿Tu agua está muy mojada?, ¿El sol te molesta los ojos otra vez?, ¿O no te gusta que las donas tengan un ahuero?

_ ¿así es como tratas a tu cliente? Si te sigues comportando así no te daré propina._ sonrió divertido, esto se estaba volviendo su actividad favorita del día.

Miguel suspiro cansado.

_ ¿Qué se le ofrece, joven?

_ Quiero un café con caramelo, y rápido por favor.

Miguel escribió el pedido en su libreta y se fue pesadamente. Si no amara tanto a Hiro ya lo hubiera ahorcado. El de cabellos alborotados estaba más que contento de jugar con miguel, estaba seguro que le daría un coma diabético por tantos postres que ha pedido, pero valdría la pena. Además que Miguel vestido de camarero no se veía nada mal. Pero no era el único que lo notaba.

_ ¡D-disculpe!_ una hermosa joven rubia lo llamo, esta también estaba frecuentando el lugar últimamente. Hiro puso su atención en esta y en Miguel que se acercaba a su llamado.

La actitud de Miguel cambio de una cansada a la alegre común en él. Como mesero, siempre debe de ser amable y cortes con la clientela. Esto no paso desapercibido por Hiro, y ciertamente no le agrado.

_ ¿si? Dígame señorita _ sonrió. El rostro de la joven enrojeció ante eso. Hiro frunció el ceño.

_ Un capuchino, por favor..._ Miguel lo anoto, pero cuando se iba a ir la joven lo detuvo _ Espera un momento

_ Disculpe, ¿desea algo más?

_ Emmm s-si... yo..._ la joven estaba notoriamente nerviosa, Hiro sabía lo que ella quería, ¡Oh! Pero no lo permitiría. Miguel era el único que no entendía nada_ Quisiera saber si querrías...

Un fuerte ruido la interrumpió, Hiro había tirado su vaso de agua al piso.

_ ¡Mesero! ¡Venga a limpiar esto!

Miguel lo miro con el ceño fruncido, se disculpó amablemente con la joven y se acercó para limpiar. Hiro lanzo una última mirada de rencor a la rubia, para después cambiarla totalmente a una de burla cuando Miguel se acercó.

_ ¡Oh! Disculpa, que torpe soy. Tendré más cuidado para la próxima.

Miguel lo miraba enojado, Hiro le estaba haciendo el trabajo más difícil. Tenía que hacer algo o lo volvería loco. Entonces pensó en algo, su rostro cambio a una sonrisa divertida. Era la ventaja de que fuera su novio.

_ No se preocupe, para eso estoy. Enseguida le traigo su café.

Hiro lo miro extrañado por su cambio de actitud, pero decidió ignorarlo y esperar su café.

Pocos minutos después Miguel se acercaba con su pedido. Hiro ya estaba bebiendo otro vaso de agua.

_ Su café

_ ¡por fin! Se tardan siglos_ se quejó. Pero Miguel no cambio su sonrisa de satisfacción. Este juego del mesero y el cliente exigente le empezaba a gustar.

Dejo el café caliente en la mesa y se fue felizmente. Hiro mientras bebía su vaso de agua se acercó para tomarlo.

Escupió toda el agua por la impresión de lo que tenía escrito con el caramelo, empezó a toser. Se paró de su lugar completamente avergonzado.

_ ¡¡MIGUEL RIVERA!!_ Grito rojo hasta la orejas.

_ ¿Qué paso joven?

"Esta noche te daré hasta en las orejas, cariño"



Notas finales:

Gracias por leer hasta aquí, espero te haya gustado.

Quería dar por ultimo un episodio divertido, como muestra de cómo me imagino la relación entre los dos. Si te gusto la historia, házmelo saber con un comentario, me ayudaría muchísimo.

Próximamente escribiré otra historia de esta hermosa pareja, espérala.

En el latido de mi corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora