Capitulo 7: La espada

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Neville, Luna, Ginny y yo nos pusimos delante de las cuatro filas de alumnos que se habían formado. El reclutamiento de casi todo Hogwarts había hecho que la sala se expandiera y comenzara a sorprendernos cada día que veniamos. En la pared que estaba al lado de la puerta, se encontraban los cuatro pergaminos con todos los miembros del Ejército de Dumbledore.

En el centro del enorme lugar habia quedado armado el "centro de batalla" como Neville lo llamaba. 

—¡Expelliarmus! —grita. Su voz suena potente y firme, mientras que de su varita se impulsa una luz con destellos azules que hacen volar al maniquí contra la pared más cercana. Unos aplausos y sonidos de sorpresa se escuchan en la sala, y se puede notar por la expresión de Neville que está orgulloso de el mismo.

—Buen trabajo, profesor —le digo y el me guiña un ojo. Pongo mi varita preparada, firme y lista para disparar. El maniquí se acerca hacia mi, así que lanzo lo primero que se me ocurre —. ¡Depulso!

Mi varita queda firme, el maniquí vuelva y se rompe. Otro aparece al instante.

En el día de hoy volvimos a practicar hechizos de defensa y de ataque. Los más pequeños que habían insistido en unirse eran instruidos por Luna en ataques como tarantallegra o wingardium leviosa. Ya que en la clase de defensa contra las artes oscuras, además de no aprender nada, los pobres eran torturados.

Luego de unos minutos más, todos me pidieron que practicáramos el Encantamiento Patronum.

—Bueno, primero deberían saber que no es tan difícil como parece. Requiere mucha concentración y tal vez no puedan hacerlo hoy mismo, pero eso no debe desanimarlos.

Todos están en silencio por lo que me ponen más nerviosa, miraban atentos cada movimiento involuntario que hacía con la varita y seguían con su mirada mis pisadas temblorosas.

—Deben poner sus varitas en alto y pensar en los momentos más felices que puedan tener —digo. No había realizado un Patronus desde hacía dos años, tenía ciertas dudas sobre poder hacerlo porque desde que había muerto mi padre se me habían ido los recuerdos felices, éstos se llenaban de angustia.

Pienso en Neville, Luna y Ginny quienes me apoyaron incondicionalmente con mi relación a pesar de todas las cosas que se decían de Draco. Él era insultado en los pasillos por montones de estudiantes al haber estado involucrado en el asesinato del director, y allí estuvieron mis amigos. También pienso en mi padre, trato de suprimir mi último recuerdo de él y quedarme en el día que me llevó por primera vez al Callejón Diagon y probamos todas las varitas del lugar, hasta que encontré mi varita perfecta. Yo salí de Ollivander's con mi varita nueva y mi padre salió sin cabello.

Mi madre estaba presente en mis pensamientos, como cuando descubrimos juntas que tenía rastros de magia y comenzamos a experimentar a mi temprana edad de seis años.

Draco surgió en mis pensamientos también, en como habíamos comenzado a salir. Nuestro primer beso, nuestras citas, el día del baile. Pero recordé erróneamente cuando me dejó en sexto año.

Pensé en mis amigos. Ron y yo practicando juntos para el equipo de Quidditch que ahora estaba suprimido. Hermione ayudándome con todas las tareas posibles, despertándome más temprano de lo que debía para que desayunar amos juntas. Y Harry, quien era el único que me entendía mejor que nadie con todo lo que habíamos pasado.

—Expecto Patronum —dije, pero no funcionó. El recuerdo de mis amigos no era con felicidad, era con nostalgia porque no estaban conmigo. Bajé los brazos y me fui hacia las literas de la sala. Ginny seguramente entendió lo que me sucedía y tomó el mando, pudiendo conjurar su caballo a pesar de que su hermano y posible novio estaban allí fuera arriesgando su vida, lo que demostraba lo fuerte y valiente que la pelirroja era.

Outsider - Draco Malfoy: La guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora