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-Hola, soy Cameron Dallas, y aprendí una nueva broma ayer -el castaño empezó a aplaudir, haciendo que Shawn sintiera. Cameron honestamente, era como un niño de cinco años de edad, y él realmente pensaba que era el chico más inteligente y además, que los demás encontraban lindo.

-¿Cuál es tu broma, Cameron? -preguntó Tom, luchando contra su sonrisa.

Cameron se mordió el labio mientras pensaba, tratando de concentrarse. -Um, ¿cuál es el queso que no se puede tener? -hizo una pausa y miró hacia arriba, moviendo la cabeza-. Espera, ¿cuál es el queso que no es tuyo?

-¿Cuál? -el grupo respondió, a la espera de una respuesta.

-¡Queso nacho! -la sonrisa en el rostro de Cameron era tan amplia que todo el mundo decidió hacer a un lado el hecho que había hecho la broma mas vieja del mundo y comenzaron a reír, haciendo que su cara se encendiera de alegría.

Tom aplaudió en silencio. -Es una broma muy agradable, Cameron.

-Gracias. He estado trabajando más en mis chistes últimamente para así distraerme de la, er, el coito, y está ayudando -cameron explico rápidamente.

-Me alegro de que hayas encontrado otra distracción. ¿Podemos escuchar más chistes?

Cameron pensó por un momento. -¿Por qué Johnny tiraría un reloj por la ventana?

-¿Por qué?

-¡Porque quería que el tiempo volara!

El chico se rió -sí, río-, como todo el mundo fingía reírse con él. Khloe y Shawn intercambiaron una rápida mirada, llegando a un acuerdo silencioso sobre que Cameron era verdaderamente una Magdalena.

-¿Alguno más?

-Hmm, ¿por qué no se puede jugar al poker en la selva?

-¿Por qué?

-¡Hay demasiados guepardos!

Y el ciclo se repite una y otra vez, con Cameron diciendo más chistes tontos. Shawn, sin embargo, no podía dejar de pensar en lo que le habían dicho ayer. Tuvo una sentencia de muerte.

Fumar. Muchas cosas vinieron a su mente al pensar en el humo. Podría morir de cáncer de pulmón pero no por fumar. Podría morir en un incendio, tanto de los que parecía poco probable, pero Shawn quería estar seguro, y lo siento, pero no hay más cigarrillos y tampoco acercarse a su cocina en casa.

Khloe, también, se perdió en sus pensamientos. La gitana no le había dado ninguna pista sobre como iba a morir, lo que la hacía extremadamente paranoica. A pesar de que sabia que era falso, no podía dejar de pensar que tal vez en realidad ella solo tenia dos meses de vida.

-shawn, ¿como fue tu fin de semana? -Tom preguntó una vez que Cameron había terminado con sus bromas.

-Uh, fue bueno, supongo -respondió, encogiéndose de hombros. Khloe lo miró fijamente.

-¿Nada emocionante sucedió?

Shawn frunció los labios y sus brillaron sobre los de Khloe. -Me dieron una sentencia de muerte.

Tom suspiró, frotándose las sienes. -Mira, solo porque ustedes adolescentes hormonales no tengan relaciones sexuales durante unos meses, no significa que...-

-No, en serio, aparentemente estoy a punto de morir en un mes -shawn interrumpió, y todo el grupo se le quedó mirando.

-¿Sabes cómo? -cameron preguntó tímidamente, mordiéndose el labio con preocupación.

Shawn negó con la cabeza. -Algo que tenga que ver con humo.

-Eso es muy poco probable. No creo que la persona que lo dijo...-Tom intervino, tratando de tranquilizar a Shawn.

El grupo continuó discutiendo los asuntos de la abstinencia y un miembro incluso confesó que había sufrido una recaída la noche anterior en un momento de rabia.

Khloe le prestaba atención a esa conversación cuando ella dirigió sus pensamientos nuevamente hacia Shawn, esta vez por una razón diferente. El grupo no sabia que los dos eran novios todavía, pero se sentía como que no debían saber. Dos adictos al sexo que datan entre sí, grita malas noticias, pero Khloe ya sabia que su relación no iba a ser así.

Y si Shawn realmente tenia solo un mes de vida, quería sacar el máximo provecho de ella. Necesitaba demostrarle a Shawn que él era la única persona que le importaba en este mundo. Ella tenia que dejar en claro que él siempre sería su primer y ultimo pensamiento por un mes o por ochenta años.

𝓢𝓮𝔁 𝓐𝓭𝓭𝓲𝓬𝓽𝓼 • 𝓢𝓱𝓪𝔀𝓷 𝓜𝓮𝓷𝓭𝓮𝓼 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora