al veterinario

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Yuta está sonriendo cuando se lleva el teléfono a la oreja. Ninguno de los dos se atreve a decir nada, pero Yuta puede escuchar la respiración de Sicheng desde el otro lado de la línea y, por estúpido que parezca, el hecho lo hace sumamente feliz.

—Hey, cariño.

Es él quien habla primero, culpa de su impaciencia. Al otro lado, Sicheng suelta un resoplido cargado de nervios.

—Creo que se me olvidó como hablar —responde al fin, el apocamiento evidente en su voz.

Oh.

Oh.

Yuta hace un esfuerzo descomunal por no derretirse ante sus palabras, lo que demuestra cuán hundido está por aquel chico. Tanta es su excitación que no puede mantenerse quieto, moviéndose de aquí para allá en un vano intento por calmar el vendaval de emociones que amenaza por consumirlo.

—No tienes que hacerlo si no quieres —dice, no sin cierta reticencia, dedos ansiosos golpeando contra su muslo izquierdo—. Hablar conmigo, eso es.

—No. —La respuesta apresurada de Sicheng casi logra sobresaltarlo. Permanece en silencio unos momentos antes de añadir, esta vez con más calma—: Me gusta tu voz.

—¿Gracias?

Sicheng se ríe, y Yuta puede jurar que su corazón hace una triple voltereta tras escucharlo. Él está tan, tan, tan hundido.

—Eres más elocuente cuando escribes. —Sicheng parece entretenido, el sonido de movimiento llenando el breve lapso de su silencio—. No sé si debería estar decepcionado o aliviado.

Yuta suelta una carcajada, el comentario ni siquiera es tan gracioso, pero se encuentra demasiado contento como para que le importe.

—Estoy nervioso, ¿vale? Necesito... acostumbrarme.

—¿Te pongo nervioso?

—Sí.

—Eso es... bueno. —Sicheng responde tras otro de sus enigmáticos silencios. Yuta está deseando poder ver la expresión de su rostro.

—¿Qué hay de mí?

—¿Hm?

—¿Te pongo nervioso?

—Demasiado.

Las mejillas comienzan a dolerle de tanto sonreír.

—Sicheng.

—Yuta.

—Eres precioso.

Otro resoplido, seguido de un par de risitas que no hicieron más que alentarlo a decir más. A querer más.

—¿A qué viene eso?

—Solo estoy diciendo la verdad.

—Ni siquiera sabes quién de los dos soy en la foto, tontuelo.

Joder.

Aprieta los ojos, la palma de su mano golpeado su frente sonoramente. Por supuesto, Sicheng es ignorante de que ha estado espiándolo tras la mirilla de su puerta como el perdedor que es cada que visita a Jaehyun, todo porque es un cobarde.

—¿Yuta...?

—Cariño, tengo que llevar al perro al veterinario. ¿Te llamo luego ...?

Sicheng suena consternado cuando contesta—: Vas a ir al veterinario. A las dos de la mañana.

—No tiene buena pinta, ¿vale? —Yuta se odia tanto. Tanto, tantísimo—. Descansa.

—Hey, aguard--

Cuelga.

Segundos después, se da cuenta de lo estúpido que ha sido. Quizás Dios se apiade de él y lo mate, aunque Yuta sabe mejor que esperar por milagros. Lo iba a hacer el mismo, lenta y dolorosamente, puede que así olvide la tremenda idiotez que acaba de cometer.

(ㅇㅅㅇ❀)

yuta: going✈perdedor land

perdón si encuentran errores de redacción son las 00 y estoy enferma grx por la comprensión

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hey, cariño ➻ yuwin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora