En el vasto castillo de Trigon, las llamas eternas iluminaban las paredes de piedra oscura, mientras el viento aullaba como si el mismo infierno respirara. El aire era pesado, impregnado de la presencia del demonio que ahora gobernaba la Tierra. El trono de Trigon se alzaba en el centro de la vasta sala, rodeado de pilares retorcidos y decorados con esculturas de sufrimiento y desesperación. A su lado, Raven flotaba en silencio, sus ojos rojos brillando con la intensidad del control de su padre.
Desde su trono, Trigon levantó una mano con gesto dominante, su voz grave y oscura resonó en las paredes.
—Cuervo, ven aquí.
La joven se acercó volando, su figura envolviéndose en sombras antes de aterrizar suavemente frente a su padre. Aunque sus movimientos eran controlados por la voluntad del demonio, una pequeña chispa de resistencia permanente, oculta en lo más profundo de su ser.
—¿Me llamabas, padre?
Trigon inclinó su rostro monstruoso, sus cuatro ojos brillaban con maldad.
-Si. Necesito que traigas a la Liga de la Justicia ya los Jóvenes Titanes ante mí. Ya he herido a la Liga, pero necesito destruirlos a todos. Trae también a tus amigos.
—Como desees.
Sin mostrar emoción alguna, Raven levantó su mano y un portal se abrió frente a ella, distorsionando el aire con un resplandor oscuro. Atravesó el portal y emergió en la Torre de los Titanes, donde el ambiente era tenso. Había una atmósfera de desconfianza entre los héroes que se habían enfrentado a Trigon antes, pero nada podía prepararlos para lo que vendría.
Cuando Raven apareció, todos los Titanes la miraron con incredulidad, algunos con miedo, otros con rabia. En una fracción de segundo, sus cuerpos se pusieron en alerta, adoptando posiciones defensivas. El aire era denso de incertidumbre.
Garfield y Jaime estaban preparados para actuar, mientras Starfire, con su cabello ardiente, miraba a su amiga con una mezcla de frustración y furia.
—Mi padre los está esperando —dijo Raven, su voz vacía, mientras flotaba ligeramente sobre el suelo—. La Liga de la Justicia ya está allí. Solo faltan ustedes.
Starfire avanzó un paso, con los puños iluminados de energía pura.
¿Cómo sabemos que no es una trampa? —su tono estaba cargado de ira, sus ojos brillaban, reflejando su desconfianza.
El cuervo ni siquiera pestañeó.
—Solo vengan.
Hubo un breve silencio, pero no podía permitirse dudar más. Sabían que, de una forma u otra, debían enfrentar a Trigon. Con resignación, Starfire se acercó y, junto a los demás, entraron en el portal que Raven había creado.
En el Castillo de Trigon
El aire dentro del castillo era sofocante. A cada paso que daban, los Titanes sentían como si una presencia invisible los aplastara, robándoles el aliento. Las paredes parecían absorber la luz, y el eco de sus pasos resonaba, como si las sombras mismas los observaran.
Al llegar al salón principal, la figura gigante de Trigon los esperaba. Su risa resonaba por todo el espacio, llenando cada rincón con su poder oscuro. Raven volaba hasta colocarse a su lado, pero la tensión en su rostro delataba una lucha interna.
—Aquí están, padre —dijo, su voz fría y controlada, pero su resistencia silenciosa aún latía bajo la superficie.
Trigon se inclinó hacia adelante, sus ojos fijos en los héroes frente a él.
—Bien hecho, hija. Ahora, mátalos.
La orden tocó a Raven como un puñal en el corazón. Su cuerpo se tensó, y por un momento, pareció dudar. Las palabras de su padre la atravesaron, pero su propia voluntad comenzó a resurgir desde lo profundo.

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𝐂𝐀𝐌𝐁𝐈𝐎 𝐃𝐄 𝐃𝐄𝐒𝐓𝐈𝐍𝐎 - 𝖣𝖺𝗆𝗂𝖺𝗇 𝖷 𝖱𝖺𝗏𝖾𝗇
Romance𝖰ue 𝗉𝖺𝗌𝖺𝗋𝗂́𝖺 si 𝖱aven estuviera de lado de su padre? 𝖫ee esta historia y sabras lo que 𝗉𝖺𝗌𝖺𝗋𝖺́. . .