Han pasado dos semanas desde la derrota de Trigon, y el ambiente en la Torre de los Titanes había cambiado considerablemente. La paz era tangible, pero más importante aún, la sensación de esperanza había regresado. Hoy era un día especial: el cumpleaños de Raven. Ahora cumplía 15 años, y aunque los eventos recientes todavía la marcaban, este era un día para celebrar.
Por la mañana
Raven y Damian estaban durmiendo juntos, abrazados. La calidez de la presencia de Damian a su lado le brindaba una sensación de seguridad que nunca había sentido antes. En su sueño, Raven respiraba tranquilamente, su rostro sereno. Para Damian, ese era un pequeño milagro, una bendición después de todo lo que habían pasado.
Narra Damian
“Nunca pensé que estaría aquí, con ella, después de todo lo que pasó. Ver a Raven así, en paz, me recuerda que algunas batallas no se ganan con violencia, sino con amor. Me alegra tenerla de vuelta, verla así, durmiendo tranquila, me da una esperanza que no creía posible.”
Damian acarició suavemente el cabello oscuro de Raven, dejando que sus dedos recorrieran mechones sueltos con delicadeza. Entonces, la despertó con un susurro suave.
—Feliz cumpleaños, amor —le dijo en un tono bajo y cálido.
Raven abrió los ojos lentamente, una sonrisa apenas visible se formó en sus labios antes de inclinarse para devolverle el gesto.
—Gracias, amor —susurró, y luego se besaron de manera tierna, un beso suave pero lleno de emoción.
Después de un momento más juntos, ambos decidieron levantarse y empezar el día. Se vistieron con calma, sabiendo que aunque el día estaba lleno de sorpresas, lo más importante era que lo pasarían juntos.
Cuando llegaron a la sala común de la Torre, notaron que todo estaba oscuro. Raven frunció el ceño, un poco confundida, y antes de que pudiera decir algo, las luces se encendieron de repente.
—¡Sorpresa! —gritaron todos los Titanes al unísono.
El corazón de Raven dio un pequeño vuelco por el susto, y en un acto reflejo, un cuervo de energía morada salió de ella y voló brevemente alrededor de la habitación antes de desaparecer.
—¡Me asustaron! —dijo, con la mano en el pecho, recuperando el aliento—. Esto es… increíble.
Starfire se acercó flotando, con su usual sonrisa radiante.
—¡Feliz cumpleaños, Raven! —dijo emocionada, abrazándola con efusividad. Raven, aunque no era de las que solían disfrutar de los abrazos, no pudo evitar devolver el gesto de manera suave.
—Gracias a todos —respondió Raven con sinceridad, su mirada volviéndose hacia Damian, quien estaba de pie un poco detrás del grupo, sonriendo de una manera poco común para él.
—Tú sabías de esto, ¿verdad, amor? —le preguntó, cruzándose de brazos, fingiendo una ligera molestia.
Damian se acercó y tomó su mano, sonriendo con un toque de orgullo.
—Sí, lo sabía. ¿Te gusta?
Raven intentó mantener su expresión seria, pero no pudo evitar que una sonrisa genuina se extendiera por su rostro.
—No me gusta... me encanta, amor. Gracias —respondió mientras se inclinaba para darle otro beso. El resto de los Titanes sonrieron, satisfechos de haber logrado hacerla feliz.
Garfield, con su habitual energía, interrumpió el momento romántico, frotándose las manos con emoción.
—¡Bueno, es hora de festejar! —exclamó, señalando la mesa llena de comida que había preparado junto con los demás.
El día transcurre entre risas y regalos
La fiesta continuó en la Torre de los Titanes con una alegría contagiosa. Los regalos fueron entregados uno por uno. Garfield, en su estilo único, le regaló una camiseta con un diseño ridículo de un cuervo con gafas de sol, lo cual hizo que todos rieran, incluyendo a Raven. Starfire, por su parte, le dio a Raven una joya de Tamaran que simbolizaba fuerza y conexión espiritual, un regalo lleno de significado. Jaime y los demás también le dieron detalles sencillos, pero Raven lo agradeció todo, sintiéndose profundamente conmovida por el esfuerzo de todos.
El ambiente era ligero y festivo. Damian, aunque no era alguien que participara activamente en las celebraciones, observaba todo con una calma inusual. Para él, ver a Raven disfrutando de un momento sin preocupaciones era el mejor regalo.
En el techo de la Torre
Más tarde, cuando la fiesta terminó y todos los Titanes comenzaron a dispersarse, Damian llevó a Raven al techo de la Torre. La vista desde allí era impresionante; la ciudad se extendía a lo lejos, iluminada por las luces del atardecer. El viento era suave, y el cielo comenzaba a teñirse de colores anaranjados y púrpuras.
—¿Te gustó tu cumpleaños? —preguntó Damian, su voz más suave de lo habitual, mientras miraba a Raven con intensidad.
Ella asintió, sosteniéndole la mirada.
—Me gustó mucho, amor. Gracias por todo esto. Sabes que no soy alguien que disfrute de las grandes celebraciones, pero este día fue perfecto —respondió Raven, sus palabras sinceras mientras se inclinaba para besarlo de nuevo. El beso fue lento, cargado de significado.
Cuando se separaron, Damian no pudo evitar decir lo que llevaba guardando desde la mañana.
—Te amo, Raven.
Ella lo miró fijamente, y aunque las palabras no eran fáciles para ella, sabía que con él, podía decirlas sin miedo.
—Yo también te amo, Damian —respondió con suavidad, y se dejaron llevar por el momento, abrazados bajo el cielo que empezaba a oscurecer.
La tranquilidad de ese momento contrastaba con todo lo que habían vivido en las semanas anteriores. Por primera vez en mucho tiempo, ambos sintieron que todo estaba en su lugar, que después de todo el caos, merecían un poco de paz. Y aunque el futuro aún era incierto, sabían que enfrentarían lo que viniera, juntos.

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𝐂𝐀𝐌𝐁𝐈𝐎 𝐃𝐄 𝐃𝐄𝐒𝐓𝐈𝐍𝐎 - 𝖣𝖺𝗆𝗂𝖺𝗇 𝖷 𝖱𝖺𝗏𝖾𝗇
Roman d'amour𝖰ue 𝗉𝖺𝗌𝖺𝗋𝗂́𝖺 si 𝖱aven estuviera de lado de su padre? 𝖫ee esta historia y sabras lo que 𝗉𝖺𝗌𝖺𝗋𝖺́. . .