El Despertar Z 2

CAPITULO 6: UN NUEVO RUMBO

William:

Con lo que nos había dicho el científico nos puso la sangre helada, estábamos atrapados y esta vez no teníamos escapatoria. El Forc de afuera lo sentíamos cada vez más cerca, la horda, gracias a esos temblores se estaba alterando y tarde o temprano saldrían de donde estaban. Yo solo cerré mis ojos con fuerza y traté de convencerme de que todo iba a salir bien, aunque las cosas apuntaban a otra cosa, que sería devastador.

—Chicos, no tenemos otra alternativa... Tendremos que ir corriendo a algún lado —Susurró el científico respirando muy rápido, se le notaba el pavor en el rostro.

—¿¡Estás loco?! ¡Moriremos sin duda! —Reclamó Jhon.

Julian intervino:

—Jhon tiene razón, es demasiado peligroso, recuerda que tenemos esta horda cerca de nosotros, sin mencionar los que hay afuera y ese Forc.

Mariana, con mucha vergüenza agregó:

—Otra cosa es que... Yo estoy herida, y evidentemente no puedo correr, ni siquiera puedo apoyar bien la pierna porque me duele.

—No te preocupes, yo te puedo cargar —Le dije.

—Pero eso te quitará velocidad, seré mucho peso.

Carl, en ese momento nos miró a los dos y respondió:

—No se preocupen, yo la puedo cargar, soy más alto y soy más grueso. Además, te he estado cargando desde hace rato.

Asentí con la cabeza, era mucho mejor para los dos... O para los tres... No sé.

—Muy bien, ¿Y el perro qué? —Dijo el científico.

—No te preocupes por él. Afortunadamente no es ruidoso, además, él nos sigue a donde vayamos, así que empezamos a correr, él estará siguiéndonos —Respondió Rachel.

Marta, que estaba de última, advirtió:

—Chicos, uno de los zombies está empezando a caminar y se dirige hacia aquí.

—¡¿Tienen alguna otra opción?! no podemos devolvernos, tenemos la salida al frente. Solo cerramos la puerta cuando salgamos y lito.

—¿Y dónde dejas al Forc? —Le recordó Luis.

—Creo que los Forc son lentos a la hora de correr, la verdad no recuerdo, pero nosotros ya nos habíamos encontrado con algunos antes —Aportó Rachel a la conversación.

—Aquí lo único que hay que hacer es salir de aquí, créanme —Insistía el científico.

—¡Pero afuera también hay zombies! ¡Muchos!

—¡Y AQUÍ ADENTRO TAMBIÉN! —Exclamó fuerte el científico... Después se dio cuenta de que la había cagado, y muy feo.

Los zombies que el científico había desviado, empezaron a gruñir con fuerza y empezaron a correr hacia nosotros.

—¡Ahora si tendremos que salir de aquí! ¡El que salga de último debe cerrar la puerta y ponerle seguro!

—¡Yo me encargo! —Gritó Luis.

—¡Vamos, vamos, vamos! —Exclamaba el científico dándonos ánimos de correr.

Todos nos levantamos y empezamos a seguir al científico, los gruñidos que sonaban detrás de nosotros se hacían más claros y fuertes, y estaban en el pasillo y solo nos separaban unos cuantos metros. Salimos todos, Luis se quedó atrás cerrando la puerta, pero no encontraba el seguro:

—¡Científico, ¿Cuál es el seguro?!

El científico al parecer no lo había escuchado, el ruido de los gritos de los zombies y después, el enorme grito del Forc, no lo habían dejado escuchar. Nosotros habíamos seguido adelante, pero Luis, empujaba la puerta para que no la abrieran.