Recuerdos que llevan tu esencia, me hacen resbalar y no paro de tropezarme.
A mi inocencia que ya no está.
A ti, que ahora es tuya. Espero que la guardes bien.
Descansa en paz pequeña alma.
Descansa en paz pequeña alma.
Mi dulce inocencia perdida yace en tu abultado y viejo sofá
porque en algún momento creyó que las prisas eran buenas.
Yo, impaciente desde siempre
dejando mi inocencia entre colchas de color verde desgastado.
Y tú,
siendo tú,
porque eso me bastó en su momento.
Descansa en paz pequeña alma,
me digo a mi misma mientras recuerdo cuando mi madre me daba un beso de buenas noches en la frente
y luego me arropaba con la manta
y luego volvía para asegurarse de que estaba durmiendo.
Ahora he decidido no arroparme
pues prefiero congelame,
sentir que el frío me invade
e imaginar que son tus manos intentando desnudarme.
Otra vez.
Descansa en paz pequeña alma
y lo siguiente que recuerdo es quedarme en clase hasta tarde,
observando el mapamundi
y marcado con rotulador rosa lugares dónde desearía perderme
y océanos en los que anhelaba poder navegar algún día.
Y vuelo a acordarme de ti
y de que mi cuerpo antes era un mapa en el que te gustaba perderte,
navegar,
visitar.
Pero ya no te quedan surcos por recorrer.
Y yo solo me alejo cada vez más de mi.
Descansa en paz pequeña alma,
cuídala bien
ya que te la llevaste tú
y ya no podrá volver.
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De noche.
PoesíaCosas que se me pasan por la cabeza cuando el cielo se tiñe de color oscuro y mis ojeras deciden danzar al son del olvido.
