Carta V

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En estos días he tenido problemas para publicar las historias. Si la parte IV aún no se vé por favor háganmelo saber.


Las caras de todos estaban más que desencajadas, Mana estaba roja a más no poder, Atem sólo veía interrogatorio como todos no decían nada. -¿Qué?, ¿Dije algo malo? -T-tu-tu esposa?, ¿Cuándo pasó esto? -habló por fin Joey apuntándo a Mana aún incrédulo. -Fue; hace mucho en realidad. De antes que llegara Zorc al reíno. "¿Cómo fue?" preguntó impaciente Tea. Atem y Maná se vieron, sonrieron y Maná dijo: "Fue de unos días antes de que Zorc apareciera:
-¡Atem! -¿Mmmm?, ¿Qué pasa Maná? -!No me has visto en días eso pasa! -Mana, sabes que ahora que mi padre no está debo prepararme para tomar el trono. No he tenido tiempo ni para respirar. -Pero Atem...-Mana, te lo compensar él, te lo prometo. Sólo dame hasta el día de la coronación. Te lo prometo. -Está bien... -Lo siento Mana. Mana llegó más tarde a su habitación, estaba triste; su mejor amigo estaba ocupado. No sabía qué hacer y siempre estaba deseosa de verlo, no sabía por qué pero ahora tenía más ansias de estar con él, como si no pudiera vivir sin Atem. Sin poder seguir con sus pensamientos, álguien tocó su puerta. -Pase. -Mana. -!Ah¡, Mahad, ¿Qué pasa? -Es hora de tu lección Maná. -Ay. Después de 2 horas de insesantes palabras de Mahad, Maná caminaba encorvada por los pasillos del paacio: se notaba su cansancio como iba lento por el lugar cuando vió una voz la llamó: "¡Mana!" Cómo por arte de su magia Mana sintió no más cansancio y volteó hacia lo voz. -¡Atem! -gritó corriendo a abrazar a su amigo. Atem se sonrojó, Maná solía abrazarlo todo el tiempo pero era diferente ahora: por una razón que no conocía no quería separar tan pronto como ella lo hizo, cuando se separó también sonrojada le dijo: "¿Qué pasa?" -Pude hacerme un espacio en mi trabajo. Quería preguntarte si querías ir a comer conmigo antes de volver a mí encierro. -¡Sí! Vamos, de prisa. No tenemos mucho tiempo. Mana llevó de la mano corriendo a Atem. Parecían felices como niños los 2, así era todo el tiempo que estaban juntos: Atem pasaba ser el serio hijo del faraón a un niño de su edad. Sin perder el tiempo ambos llegaron al comedor; era una sala espaciosa, ambos tenían la mesa para los dos, Atem y Maná comían tranquilamente, ella jugaba y le llenaba la cara a Atem de su porción y Atem se lo regresaba en la nariz. Así pasaban el rato hasta que sin querer; ambos tranquilos, tomaron la mano del otro al tratar de tomar sus platos. La quitaron rápidamente, pero seguido las volvieron a juntar. -Atem, yo-. -¡Mi príncipe! -¿Qué quieres Shimon. -Necesitamos que venga a la entrada del palacio. Es urgente. -Claro. En seguida voy. -Como usted diga, mi príncipe. Atem, antes de irse dijo a Mana: "No tardo, en seguida vuelvo. Aún tengo tiempo antes de seguir mi trajo. Mana resignada dijo: "Está bien". Cuando Atem se fue, ella vió la mano: "¿Será qué...?"
Atem caminaba junto a Shimon, iba pensando: "¿Qué fue eso con Mana?, ?Por qué me latió tan fuerte el corazón?, ¿Será qué...? -Principe. -¿Mmmm? -Como siguiente faraón debe tomar las responsabilidades que eso trae. Por eso debe tomar las riendas del liderazgo, ayudar a su pueblo y...tener progenie. -¿Perdón? Sin que Shimon respondiera las caras de más de 20 mujeres se aparecieron en el palacio. Cuando Atem las vió supo de qué hablaba. -No Shimon. Esto es muy pronto. -Principe, el deber del faraón es el de darle todo a su pueblo, si usted no da otro heredero, entonces su linaje acabará y Horus no podrá reencarnar. -Pero, Shimon, mi padre acaba de fallecer. No quiero decidir esto ahora. -Lo siento mi príncipe. Tendrá tiempo para decidir, pero tiene que elegir a una de las princesas de los reímos vecinos. Por favor escoja con sabiduría. No sabemos de quién nos conviene más su dote. -¿Estás diciendo que escoja por conveniencia. -Ella también señor. Sin decir nada más Shimon se retiró del trono para dejar solo a Atem en su tormento, él no sabía qué hacer: no quería verlas a la cara, no sabía cómo. -¿Señor? Atem no tuvo más remedio que voltear a verlas. Vió a cada una y con un suspiro dijo: Díganme: ¿De qué reino vienen?
Mana caminaba pensativa por el palacio: "¿Enamorada?" Su cabeza daba vueltas, no lo podía creer. Su cabeza estaba en caos. No podía creerlo. Pero aún así en su rostro se dibujó una sonrisa.
En el trono Atem ya había escuchado lo que debía de ellas, en realidad no quería elegir a alguna. Sólo las escuchó sin saber más que hacer. -He tomado una decisión sobre quién será mi esposa, la cosa es-. "¿Qué...?" Escuchó frío Atem a una voz que no quería escuchar: "¿Mana?" Ella sólo salió corriendo, no quiso escuchar más, no quiso ver más. -¡Mana!, ¡Maldición! Chicas, lo siento, pero no habrá boda. Ellas estupefactas lo vieron, algunas enojadas, otras tristes por su sincero interés en el futuro faraón y otras desinteresadas. Atem sin perder más tiempo corrió tras Mana al único lugar dónde podía negarle la entrada: su habitación. Cuando llegó tocó lentamente la puerta: "¿Mana?, ¿Estás ahí? Por favor abre. Tengo que decirte algo. -¡Vete!, Mana por favor déjame explicarte. -Vete Atem, no quiero ver cómo te casas con una princesa linda de algú reímos. -Por favor Mana, quiero explicarte eso. No me casaré. Al escuchar esto Mana no dijo palabra alguna. Lentamente abrió la puerta y asomó un ojo por el rabillo de la puerta: "¿No te casarás?" -No Mana. -¿Entonces de qué hablabas con las princesas? -Dé que disculparan mi ofensa, pero no iba a sacarme con ellas. -Pero qué le dirás a los demás. Esperan que elijas una mujer lo antes posible. -Sí, sobre eso, ¿Puedo entrar? Quisiera hablar de esto en privado. -mana lo dejó entrar indecisa. Él entró, le dijo: "No elegí a nadie porque ya tengo a álguien en mi corazón. -Mana decepcionada contestó: "Ah, ¿Quién es?". -La conoces bien: es una mujer pequeña, sus ojos son el pulso de mi corazón, su belleza el arte de mi vida, su sonrisa mi alma: el ser un Dios en la Tierra vale menos que una piedra en el suelo si ella no me hace sentir que lo divino existe. Esa mujer eres tú. -¿Y-yo-yo? Pero, ¿Por qué?, ¿Qué tengo de especial sobre esa princesas. Ellas tienen todo lo que un hombre puede desear. -Tal vez, pero si estoy loco por preferite a tí, entonces que sea así. Pero nadie es más a mis ojos que tú Mana. Eres lo que quiero vivir, y lo que quiero sentir por el resto de mi vida. -Atem...yo... -Por favor dí que sí Mana. -Atem, yo (sonriendo) acepto.  Eres lo vida entera.
Y así fue, pocos días después celebramos nuestra boda. Después llegó Zorc y bueno, ya saben lo que pasó. -!Espera, espera espera! -volvió a gritar Joy-. ¿No eran muy jóvenes para casarse? ¡Apenas tenían días de haber empezado una relación. Y se casaron. ¿No fue muy pronto. -No Joy, en el momento en que me dí cuenta que la amaba no quise darle mi vida a través que no fuera Mana. -Pero, ¿Y si no funcionaba?, ¿Cómo podrían arreglarlo. -Joy no olvides que somos amigos desde la infancia. Sí tuvimos todo ese tiempo para saber que podría funcionar. No sé cómo explicarlo pero cada vez que la veo, siento que no tengo más reino que lo que ella me da todos los días. Mana después de escucharlo se sonrojó como un tomate, tomándolo de la mano y apretándola suavemente. -Bueno, pues creo que debemos ahora saber dónde se quedarán ¿verdad? Interrumpió Tea la conversación con una sonrisa sin demostrar que su corazón estaba más que roto después de escuchar a Atem hablar así de Mana. -Oye, es cierto. No tengo espacio aquí para todos. ¿Qué hacemos? -No te preocupes, yo puedo hacer algo con magia. -Cierto, eres maga Mana. Antes de queana hiciera algo, algo sonó en la entrada, cuando todos se quedaron escuchando,oyeron al abuelo: "Ah, jóven Kaiba ¿Qué lo trae por aquí?" con un tono de sarcasmo en su amabilidad. -Ahórrate los formalismos anciano. Busco a Yugi, debo hablar algo con él.

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