Capítulo 3.

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Capitulo 3. 

Me muevo, remuevo, y siento. 

Me despierto de golpe, siento mis parpados pesados, mi cara ardiente y húmeda, también mi cabeza se sentía como si la estuvieron utilizando como un Tambor, en ese momento recuerdo. 

Me acosté llorando. 

Abro mis ojos de repente haciendo que la luz del día me ciegue. 

-¡Dios! ¡SAMANTHA!-grito por el susto. 

-Oh, lo siento, niña floja. Vamos, tengo una sorpresa para ti en la sala. - Dice tomando mis manos y tirando de ellas, si sigue así me las arrancara, estoy segura.-No!, quiero dormir déjame- intento soltarme con pereza pero no da al caso, Sam me ha tirado al piso. - Samantha Donet ¿Acabas de tirarme al piso?-cuestiono aunque, es obvio. 

-No, cariño. Tú me dijiste “quiero besar al piso pero me da vergüenza” -se encoje de hombros- Mira te ayude, ahora se aman y se casan. - Sonríe pero no con esa sonrisa linda y amable.- Das miedo, muévete -dije entrando al baño para lavarme la cara. 

-Te espero en la sala, dulzura. - Me guiña un ojo antes de salir. Dios, me libre y me guarde de este pequeño demonio.  

Voy hacia la sala y veo a un pequeño demonio con golosinas, palomitas, chocolate y….  eso es lo que creo, voy a morir. 

-¿¡SAMANTHA ESOS SON LIBROS!?-ella asiente y tira su cabello hacia atrás como diva- ¡Eres la mejor amiga del mundo mundial, no te merezco! - La abrazo.  

-Si, si, nadie me merece. Vamos, cariño, soy lo mas, mírame. - sonríe satisfecha a su respuesta. 

Rodó los ojos. - ¿Puedo hacer el honor de acompañar a esta maravillosa mujer? - Digo sentándome a su lado.- Solo con una condición. - Oh no, ha puesto su cara malvada, mejor me voy de aquí antes que…- Debes oler mis pies. - Mueve sus cejas de arriba abajo. 

-¡Dios, no! ¡que asco!-arrugo mi nariz. 

-Vamos, no huelen mal. - Sonríe como el gato de Alicia y eso solo lo empeora-¡Huele, Em, Huele!-estira su pie hacia mi. 

-No- pero mejor. - Si tú lo haces primero, pero no mi pie, si no el tuyo. - le dedico una media sonrisa. 

-Claro, mis pies no huelen mal-acerca su pie a su nariz. - ¡OH COMO ME EQUIVOQUE POR DIOS, HUELEN PÉSIMO!-solo empecé a reír por sus ocurrencias.-Ve a lavarte esos pies de madres, que se siente hasta aquí. ¡ Ve, Sam, ve.- Rio y ella me enseña su dedo del medio. ¿Que tanto caminaste para que olieran así, te has puesto nerviosa, Sam?-sin que me conteste solo escucho el grifo del agua correr. 

Camino hacia allí. 

-Recuérdame que cuando te quedes a dormir no volverás a dormir en mi cama, si no en el sillón. - Me río por su cara de “no me jodas”. - Sabes yo duermo donde quiera, tu… - y la interrumpo ya que el teléfono de la casa suena. 

-¿Hola? - Digo casi en un susurro. 

Pero nadie contesta y se oye una respiración. 

-¿Hola, diga?-pero nadie contesta y decido colgar. 

-¿Quién era?-cuestiona Sam, mientras yo me encojo de hombros. 

Solo se escuchaba una respiración, seguro es una broma de mal gusto que solo hace que tengas miedo. 

-No lo se, nadie habló, y dime ¿que película veremos?-me guiña un ojo-¡Por favor, Titanic no!.-ruego, pero ella solo asiente. 

-¿No podemos ver Bob Esponja, Los padrinos mágicos, Tom y Jerry o alguna película de Barbie?-pregunto, hoy no quiero ver ninguna película de romance, ni nada por el estilo, veamos dibujitos y ya.- No, no, no absolutamente no. - Niega una y otra vez con su cabeza. - Si sigues así, se saldrá del lugar. – digo refiriéndome a como niega. ¡Wow! Jamás vi a alguien mover la cabeza así. 

- No seas ridícula, está pegada. - Dice como si no fuera obvio. 

Al principio solo me puse a ver la película pero luego puse mi atención en Sam, primero su cara decía “ve síguela, arriésgate”, ahora llora y dice algo como “Jack, no, había lugar ahí ¿por que no te subiste?. Si, no tiene sentido pero bueno, la amo. 

En este momento Sam se encuentra acostada sobre mi con toda su cara llenas de chocolate, y en sus manos…. ¿Qué tiene? Ah, ¿Qué voy a hacer contigo, Samantha? Tiene la mano cerrada en un puño con gomitas. Intento sacar su peso de mi y lo logro, no tan fácil, pero lo hago. 

Empiezo a limpiar la mugre que hemos hecho, Sam sigue durmiendo ¿Creo?. - ¿Sam, estas comiendo gomitas?. - pregunto porque ésta chica tiene los ojos cerrados y traga las gomitas como si fueran las ultimas en su vida. – Si, comeré hasta que me muera, Amén.- dijo, bien, esto me asusta. 

-Sam, despierta-la moví muy leve, temo que despierte con un trauma o algo. - Sam, Sam, Samantha. 

-Shh, las hadas no están contentas.-¿Samantha de que demonios hablas?-no se si reírme o asustarme. 

- ¡Emily!. -Gritó con emoción, ahora estoy despierta, creo que debo llamar a un psicólogo o mejor un loquero. 

-Estoy a tu lado, no grites. - Dije tocándome la cabeza y sentí como una punzada, necesito sentarme. 

Fui hasta la primera silla que vi y me senté. 

Solo veía como Sam movía sus labios y decía cosas que no lograba escuchaba, y mis parpados pesaban. 

Todo era negro. 

Siento que hablan, intento abrir mis ojos pero no puedo, escucho a Sam moverse de un lado a otro. 

Hay algo mojado en mi cara, intento moverme pero mis brazos no responden, algo duele, no respiro, no estoy. 

-¿Acabas de empujarme, sabes que mi mami dijo que a las personas les tienes que pedir permiso y ellos se harán a un lado?-. Dios, esta niñita, sus coletas me gustan yo quiero unas así. 

-Yo hago lo que quiero, dile a tu mami que no sabe nada. - Ella arruga la frente como si estuviera enojada, pero yo no le he hecho nada. 

-Mi mami si sabe, tu no sabes.- Digo muy enojada, ella no tiene que decir nada sobre mi mami, es mala esta nena. 

-Shh, la seño viene, no quiero ir al rincón otra vez  por una nena con coletas feas-abrí los ojos muy grandes. 

-¡YO NO TENGO COLETAS FEAS, TÚ SI!- esta niña, ¡me hace enfadar! Tal vez por eso tomé una de sus coletas y se las arranque. 

Ella tomó mi coleta y tiro de ella ¡eso duele! - Déjame eres mala, aléjate. 

Abrí mis ojos tan rápido que la luz me cegó, vi a mi alrededor, estoy en mi habitación… ¿Cómo llegué aquí? 

-Em, por fin despiertas.-dice Sam y siento su preocupación. 

-¿Sabes que soñé?-digo con una sonrisa algo cargada, por el cansancio. 

-No, cuéntame. – Dice dándome una sonrisa forzada. 

-¿Te acuerdas cuando nos conocimos en el kinder?-digo riendo. 

-Como olvidar a la niña que arrancó mis coletas porque eran mas bonitas que las de ellas-dice tirando su pelo para atrás. 

-Claro que no, tú dijiste que mi mamá no sabia nada ¿te imaginas si le hubiera dicho eso a ella? Jamás me hubiera dejado juntarme contigo, por dios. Sam, eras una chica grosera. – Solo me rio 

-Em, te revisó un doctor, debemos hablar. 

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