Espinas

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Quería disculparse con él; maldecía su condición como ser humano impulsivo. No era que no pudiese ser racional, es que cuando se trataba de Todoroki, mantener la calma no era tan sencillo.

No le importaba la mirada que otros tuviesen sobre su persona, sabía muy bien quién era y cuales eran sus intenciones, sin embargo dudaba que para Shoto las cosas fuesen tan claras.

Ni bien había llegado a su hogar, se confinó dentro de las cuatro paredes de su habitación y no salió a menos que fuese estrictamente necesario.

A la mañana siguiente, se colocó el uniforme escolar, acomodó su morral y salió con tiempo de sobra para llegar puntualmente a la primera hora de clases.
 
Sobre su mano derecha llevaba una pequeña maceta que contenía un cactus del mismo tamaño, aquella planta era poseedora de bastantes espinas y una curiosa flor en tonalidades naranja y amarillas. Su madre era una asidua entusiasta de ese tipo de plantas, tenía toda una colección, así que pensó que no le importaría que faltase uno.

Bakugo contemplaba aquella maceta y lo que esta contenía con desdén. Pensaba que era una mala idea.

¿Por qué a alguien le gustaría ese tipo de vegetal? 

Se anticipaba un futuro rechazo; pero aún así lo intentaría.

Una vez que llegó a la institución, comprobó que aún le sobraba algo de tiempo así que decidió ir hasta su habitación. Sin embargo se detuvo a medio camino y reanudó su andar yendo en la dirección opuesta.

Decidió que sería interesante hacerle una visita matutina al mayor, probablemente este último ya debía estar despierto puesto que en breve deberían presentarse para la primera clase.

Golpeó levemente la puerta frente a él, luego golpeó con mayor entusiasmo y finalmente comenzó a maldecir e insultar a la persona que se hallaba del otro lado de la habitación conforme azotaba la puerta con vehemencia.

- ¡Maldito estúpido, abre ya! ¡Llegaré tarde a mis clases, bastardo! -Al carajo sus buenas intenciones, Shoto siempre conseguía agotar su paciencia.-

Dentro de la habitación, un joven de cabellos bicolor, despertaba exaltado por el ruido externo.

No terminaba de comprender lo que sucedía, sin embargo ya se hallaba de pie frente a la puerta, abriendo la misma mientras se recargaba sobre la madera y con expresión somnolienta tallaba uno de sus ojos.

Fue como una visión divina.

El heterocromático apenas había abierto la puerta para permitirse asomar la cabeza y verificar que sucedía, mas lo había visto acabar apoyado sobre el marco de la misma, conforme lo observaba sin ver realmente.

Al parecer, el perfecto hijo de Endeavor no era tan “perfecto” y que decir de su adorable aspecto.

Tal vez el niño rico era incapaz de amanecer temprano; pero aún así  se veía terriblemente hermoso con ese estilo desalineado.

El bicolor vestía una amplia camiseta blanca y unos pantalones igual de amplios a juego. Los dedos de sus manos apenas y si sobresalían de entre la holgada tela.

Lo contempló extasiado, tal vez entró en una especie de transe porque cuando volvió a mirar el rostro del mitad albino, este lo contemplaba con una ligera expresión de sorpresa.

- ¿Qué haces aquí?

Otra vez ese tono aburrido, simplón y desganado que caracterizaba al más alto.

- Yo… -Titubeó; pero se recompuso de inmediato. Katsuki Bakugo no se permitiría titubear ante nadie.-

- Me disculpo por lo que sucedió. -Expresó interrumpiendo al menor.-

Ahí estaba el estúpido de Todoroki haciendo cosas innecesarias, como disculparse como si realmente sintiese remordimientos, lo que era raro porque su rostro seguía sin expresar absolutamente nada.

- No he venido aquí para oír eso. -Expresó con fastidio. De algún modo el también había estado en falta.-

- Llegarás tarde a clases… -Destacó lo previamente mencionado por el rubio.-

- No, no lo haré… Te traje esto. -Indicó, conforme extendía el cactus que parecía haber sido olvidado en su diestra.-

Shoto se sintió conmovido, una vez más Katsuki demostraba que había pensado en él. Aunque en este caso la elección de la planta que le era entregada, le resultaba un tanto peculiar.

Ésta vez había aceptado el presente sin quejas.

- Gracias… Es lindo. -Expresó con sinceridad; mientras contemplaba el cactáceo.-

Por algún extraño motivo le parecía que aquel pequeño cactus era idéntico al portador.

- Es espantoso, no tienes que fingir. -Estaba realmente feliz de que su presente halla sido aceptado de buena manera. Lástima que no era nada comparado al precioso ramo que él había querido obsequiarle al mayor.-

- No, no lo es… Pese a sus gruesas espinas es capaz de florecer bellamente. Además es fuerte, crece ante la tempestad y contra todo pronóstico .
Yo creo que la gente subestima su belleza. -Expuso con admiración.
De algún modo aquella cactácea  se le hacía cada vez más similar a la persona que se la obsequió.-

Katsuki observaba con sorpresa al mayor, este había salido en defensa de la planta como una madre lo haría con un hijo. Rió y acabó por encogerse de hombros.

- Supongo que son lo suficientemente raras para llegar a ser de tu gusto. -

La situación era gratificante. Mantenían un diálogo fluido, no parecían existir tensiones entre ellos.

- ¿Debería sentirme ofendido? -Cuestionó Shoto, conforme elevaba una de sus cejas y resguardaba aquella maceta como si quisiese protegerla.-

- ¡Olvídalo! Por cierto, estás llegando tarde. -Destacó antes de darse media vuelta para comenzar a caminar, destino al salón de clases.
Una sonrisa surcó sus labios al escuchar como la puerta era azotada detrás de él, probablemente el bicolor se habría dado cuenta de su aspecto y de que solo contaba con cinco minutos para llegar a tiempo.

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Nota:  Así se ve el cactus que Bakugo le regaló a Shoto.

_________________Nota:  Así se ve el cactus que Bakugo le regaló a Shoto

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