Honestidad

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El abrazo no se prolongó demasiado puesto que Todoroki logró recobrar la cordura y de inmediato se apartó, de hecho lo hizo tan bruscamente que hasta él mismo trastabilló  y se golpeó con la puerta. Bakugo por otra parte había sentido un repentino empujón y al no estar preparado para ello retrocedió unos pasos, pero podría decirse que, literalmente, salió mejor parado de lo que lo hizo Shoto.

- ¿Por qué hiciste eso? ¿Eres idiota?

Se quejó Katsuki, mas se abstuvo de proferir otro grito al comprobar que el más alto había chocado con la puerta y ahora se notaba ligeramente cohibido. Al parecer la situación lo había superado por completo ya que se encontraba abstraído en él mismo mientras sobaba su cabeza con nerviosismo y una leve tonalidad carmín adornaba sus mejillas.

Se sentía torpe, sí quería apartarse del abrazo, sin embargo su brusco proceder lo habían hecho reaccionar como un tonto. Ahora mismo era un manojo se nervios y no sabía porqué, pero deseaba con todas sus fuerzas que el rubio siguiera gritándole o que se sintiera tan ofendido como para marcharse de la habitación.

Lamentablemente la vida no era como deseaba y desde hace un tiempo estaba perdiendo el control de aquello que lo rodeaba, sobre todo de aquello que involucraba a Katsuki Bakugo, quién contra toda expectativa denotaba una expresión preocupada mientras lo contemplaba.

- ¡Deja de mirarme!

Expresó desbordado ¿Qué rayos sucedía con él? ¿Quién mierda era el tipo que tenía frente a él? ¿Qué sucedía con este repentino cambio de actitud? ¿Habrían cambiado sus personalidades? ¿Ahora era él quien gritaba y maldecía? Miles de preguntas convergiendo en un solo ser, miles de sensaciones arremolinandose en su interior, miles de preguntas que solo pudieron ser calladas por la estruendosa carcajada de la persona más extraña que el joven Todoroki había podido conocer en su joven vida.

¿Bakugo reía? ¿Él reía a carcajadas?

De pronto la situación era tan irreal, tan surrealista, todo era confuso y pronto sus risas se unían a las ajenas y eran dos adolescentes alborotados que se contagiaban la algarabía.

- ¿Estás bien?

Cuestionó por fin Bakugo, cuando pudo controlar su risa y sin resistir el impulso su cuerpo volvía a acortar la distancia entre ambos.

- Estoy muy bien...

Respondió Todoroki mientras que en un movimiento rápido y grácil se apartaba del contrario y lograba rehuir de la peligrosa cercanía que parecía querer volver a imponer el contrario.

Bakugo chasqueó su lengua y siguió con la mirada al dueño de la habitación. Le encantaba mirarlo, aún y cuando estuviera huyendo de él, le fascinaba contemplar el errático y nervioso andar, que bajo un velo de inmutabilidad y elegancia, pretendía esconder Shoto. Al parecer el hijo de Enji no solo era un inadaptado social, sino que también era un sujeto tímido y eso se le hacía jodidamente irresistible.

Seguía los pasos ajenos con la mirada llena de ahínco, con acecho, con cariño.

Entonces su objeto de amor se colocaba rígido junto al escritorio y a él la situación lo volvía loco porque observaba a Shoto incomodo en su propio espacio, nervioso en el lugar que le pertinencia, eximiéndose por completo del cuarto siendo incapaz de tomar el control y decidir que podía sentarse en algún lado.

Todoroki estaba tan abrumado que parecía un soldado preparado para dar su vida en batalla o para lo que sea que estuviera por venir.

Sus ojos siguieron paseándose por la habitación y terminó por descubrir algunas cosas que no esperaba hallar, como el hecho de que el cactus que le había obsequiado estaba más hermoso y grande que la vez que se lo había entregado o el hermoso girasol que relucía inmaculado al hallarse protegido por una cristalina esfera, de lo que él adivino como un círculo de hielo.

 Game Of Love [BakuTodo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora