2. ErrorDream [Don't leave]

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Se removió en su lugar, intentando incorporarse sino fuera que algo le impedía completar su labor. Le costó desperezarse por completo para mirar qué era aquello que tanta presión ejercía alrededor de su cintura, enseguida teniendo que voltear para ver el origen de ese brazo.

Sentía una suave respiración a sus espaldas, chocando el aliento ajeno sobre su omóplato de manera que le hizo reír levemente. Su sonrisa ensanchándose al notar a aquel durmiente detrás suyo, apacible y sin el ceño fruncido como acostumbraba.
Aquella escena le dio una mezcla de ternura y felicidad, sin dudarlo teniendo que acariciarle el cráneo a lo que claramente recibió un respingo y provocó algunos cuantos glitches en la zona que recién tocó. Nuevamente esbozó una sonrisa, queriendo acomodarse aunque esta vez con más esfuerzo pues al girar para quedar de frente a su amado, éste inconscientemente afirmó más el agarre de tal modo que lo apegó más a él como si no quisiera que se fuera... como si deseara mantenerlo con él aún contra su voluntad.

Dream lo sabía. Conocía el miedo de Error por volver a quedarse solo, olvidado, sin nadie para ayudarlo. Y entendía eso.

Apenas logró acomodarse nuevamente sobre los hilos en los que ambos dormían como si de una hamaca se tratase, posó una de sus manos en el pómulo ajeno, acariciándolo con tal delicadeza que los glitches se detuvieron poco después, permitiéndole seguir mimándolo.

- Tranquilo, estoy aquí -susurra acercándose más para darle un pequeño beso en el hueco de su nariz, luego sin dejar de lado sus caricias se acurrucó ocultando su propio rostro en el pecho ajeno. Pudo sentir al mayor moverse un poco, a lo que prefirió entrelazar sus dedos de las manos anteriormente libres de ambos, consiguiendo que el contrario se relajara -. Nunca voy a dejarte solo...


Cerró sus cuencas una vez más, descansando junto a aquel que ahora amaba, y esperando que al despertar... éste siguiera con él, tal y como mutuamente habían acordado hace unos meses atrás; con aquel par de anillos en sus falanges que reforzaban su amor y promesas.

Sanscest drabblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora