"Ahora entiendo..."

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Al día siguiente cuando me dirigía a la empresa a trabajar. Encontré a Ámbar dormida en el sofá. Su cabello revuelto la hacía lucir un poco más humana. Aunque los rasgos de su rostro evidenciaban la vida de princesa que alguna vez tuvo y lo que la hacía ver demasiado bella. La vi dormir tan plácidamente, era como un bebé, y entonces recordé aquellas veces en que ella me hizo la vida de cuadros y me despertaba demasiado temprano.

Cogí unas ollas y empecé a pegarlas cerca de su oído para que se despertara, y ¡jaja! Se cayó del sofá de un brinco.

- ¡Hey Simón! – Luna salió con su uniforme y cogiendo su mochila, deja de hacer ruido tan temprano –me miró enojada. Se notaba que alguien seguía de mal humor. - ¡Buenos días Ámbar! – Luna sonrió a la rubia quien despeinada estaba sentada en el suelo, sin saber que era lo que estaba sucediendo. La mexicana abrió el refrigerador y tomó un pedazo de pan tostado. - Ya me voy, nos vemos luego – dijo despidiéndose para después salir corriendo. – Ámbar se levantó del piso mientras se tallaba la parte trasera. Por lo visto debió dolerle.

- Bueno – junté mis manos llamando su atención - ahora toca hacer tus deberes – caminé hacia la rubia y le di una escoba y un trapeador.

- ¿Mis deberes? – Ámbar sostuvo las cosas con ambas manos, confundida. Como si jamás en su vida hubiese visto dichos objetos.

- Si, mientras eras mi novia, vivías aquí, y no trabajabas, por lo mismo ayudabas haciendo las labores domésticas muy a gusto y también cocinabas – Aquellos ojos azules me fulminaban sin creer lo que yo le decía.

- ¿Enserio? – Ámbar soltó ambas cosas con desprecio y se cruzó de brazos sentándose en el sillón- Yo no recuerdo hacer esto – lo pensó un poco y me volteó a ver fijamente- ¿no será que te estás vengando de mi por haber terminado con vos? – por un momento pensé que iba a saber la verdadera razón, pero era imposible. Ella no podía acordarse de lo que había pasado, y jamás sabría el verdadero motivo.

- ¿Me estás llamando mentiroso? – Tomé la escoba y el trapeador de nuevo - ¡Claro que lo hacías a gusto! Decías que con estar a mi lado todo era hermoso y no te importaba arruinarte las uñas y el cabello – abrió sus ojos con bastante sorpresa.

- ¡¿Qué?! – gritó sorprendida - ¡Eso es mentira! – Ámbar me miraba asustada

- Claro que no – refuté mientras iba a la cocina a prepararme un poco de cereal antes de ir a trabajar.

- Mis instintos dicen que no es así – ella caminó detrás de mí, persiguiéndome - ¡¿Dónde está mi familia?! Quiero irme con ellos –agarró con fuerza mi camisa deteniéndome.

- Tu nunca me la presentaste, así que no los conozco– me giré hacia ella y después vertí el cereal en un tazón y posteriormente la leche. - decías que no querías defraudarlos – mmm... creo que algo así son las peleas entre parejas de distintas clases sociales, lo bueno es que había pensado un poco en las posibles preguntas que podría hacerme antes de dormir.

- Entonces si vivía aquí sin trabajar ¿Por qué tengo ese tipo de auto? ¿Y por qué mi ropa es de diseñador? Debo de tener un buen puesto ¿dónde trabajaba?

¡BUM! Punto para ella por darse cuenta de eso, ¡Esa pregunta no se me ocurrió ayer!

- Ámbar, Ahorita no tengo tiempo de pelear, así que ya paremos con esto, tu harás las labores domésticas y ¡punto! Por cierto también deberás cocinar. – Bien Simón, ahora el punto es para ti.

Tan pronto cerré la puerta de la casa escuché como Ámbar daba de golpes en la pared con el palo de escoba. Esta venganza está resultando demasiado interesante, aunque peligrosa.

Novia por AccidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora