Sin mentiras

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¡Lo odio! ¿Qué tan estúpida me creía como para que creyera que yo no iba a recordar nunca? ¿Yo su novia? ¡si claro! Ya quisiera él que fuera su novia.

No dudó en mentirme tan pronto tuvo oportunidad, seguro que quería vengarse de mí. Pero, ¿no era más fácil que me hubiera dejado sola en la estación de policía y hubiera dicho que no me conocía? Que me dejara abandonada hubiera sido suficiente venganza. No hay peor castigo que la soledad.

Pero no, tenía que traerme aquí, a su casa, a que me tratara como de la servidumbre y se burlara de mí.

Sólo estuve una semana sin poder recordar nada, luego de aquél día en donde escuché esa canción y logré acordarme de ella, mis memorias poco a poco fueron viniendo a mí. Recordé mi apellido un día que Simón se encontraba en el supermercado. Me alegré pensando que era un gran avance, y quería contárselo pero no recordaba nada más, y mientras lo esperaba decidí buscar información sobre mí en internet. Mi quijada tuvo complicaciones al quedarse en su sitio cuando al ingresar mi nombre en el navegador encontré que nada de lo que yo había creído que era, fue cierto.

Era una persona influyente y muy famosa. ¿Entonces qué me había pasado? ¿Quién era Simón? No lograba recordar pero esas preguntas se fueron aclarando con el paso de la semana ya que mis recuerdos fueron regresando poco a poco.

Al principio quise aventarle la televisión encima y agarrarlo a palazos. ¿Por qué no me fui de ahí tan pronto recordé todo? Bueno, quería descubrir por qué era que me tenía ahí, porque me hizo pasar por su novia, aunque si debo sincerarme, sé que yo quería escapar de todo y ese lugar era el único que me traía paz.

Era cierto que lo odiaba, me había engañado. Pero la verdad es que Simón no me había dejado sola. Todos los que en algún tiempo dijeron ser mis amigos, o aquellos que me juraron amor eterno no tardaron en dejarme nadie quería siquiera quedarse a mi lado, pero él, que sólo quería vengarse ¿Por qué fue más atento incluso que todos los demás que decían quererme y sacar provecho de mi?

Porque, aunque él trató de hacerme el peor daño posible, la verdad es que me dio algo que sentí más sincero que todo lo que había vivido. Su preocupación, su amabilidad, todo en él era real. Por eso mis dudas crecían. ¿En verdad quería hacerme daño?

Desde la casa de Simón me puse en contacto con mi gente, mi secretaria Delfina se alegró al saber que estaba viva, todos habían estado buscándome. Tenía que regresar.

Pero yo quería seguir viviendo esa fantasía, donde Simón todas las noches veía las estrellas a mi lado y me contaba historias acerca de él o historias inventadas de cómo fue que nos enamoramos. Era lindo ver sonrojos cuando me acercaba a él y besaba sus mejillas.

Me fui enamorando con el tiempo y no quería irme lejos de ahí, no era posible que siguiera manejando las cosas de la oficina desde esa casa. Delfina ya no podría ir a escondidas a entregarme contratos ni yo podía seguir teniendo llamadas importantes y decisivas para la empresa escondida en el baño.

Simón iba a enterarse algún día, y Luna empezaba a notar que algo raro iba conmigo era cuestión de tiempo que se descubriera.

Lo había decidido, me iba a ir de ahí tan pronto terminara el fin de semana, quería disfrutar un poco más de esa vida tan tranquila que llevaba. Dónde no importaba si era una CEO, hacía labores domésticas y aunque al principio lo detestaba, me hizo sentir que realmente pertenecía a una familia, donde todos tenían responsabilidades. Y eso me traía mucha paz.

Yo era feliz estando con ellos, no recordando nada más, no siendo juzgada por nadie. Pero sabía que Simón sólo fingía, porque quería vengarse de mí, o eso fue hasta que escuché aquella plática:

Novia por AccidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora