Capítulo 11: Incómodo.

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—¡Todo esto es tu culpa!—Acusó Leo, sin estar consiente de lo que decía. Estaba enojado pero no con la chica, estaba enojado con la situación en la que los había metido.

—¿Perdón? La culpa no es de nadie.—Repondió cansada. Estaba sentada contra las rejas mirando la hermosa vista que el cementerio le daba: Lápidas, lápidas y más lápidas.

—Dios, estoy encerrado en el mismo lugar que mí hermana muerta.

—Leo, tranquilizate.

—¿Te imaginas que se haya enojado por todo lo que le dije? ¡Debe estar furiosa!—Grito—. ¡Va a venir a matarme!

—Lamentablemente, nos mataría a los dos.

Leo miro horrorizado a la chica, quién lo miraba con una sonrisa. Ella creía en los espíritus y en ese momento, sentía que estaba rodeada de ellos. Le asustaba mucho, pero estaba tratando de ser la más razonable.

—¿Tienes tú teléfono aquí?

—Esta sin batería, lo he usado todo el camino.—Sonrió con pena—. ¿Y tú?

—Ni siquiera lo he traído.—Murmuro con rabia, Leo.

—Propongo que te sientes a mí lado y veas la hermosa vista. Por lo menos no moriremos solos.

***

Piscis ya no sabía qué hacer. Miraba con rabia el teléfono, quería escribirle pero a la vez se contenía. Él no era así.

¿Por qué no le dijo que ella también le gustaba?

El rostro de Virgo emanaba tristeza en todo momento. Jamás olvidaría la cara que puso, una mezcla de enojo y tristeza. Unas ganas de bajarse de la montaña para no volverlo a mirar a la cara.

—Eres un asco, Piscis.—Pronunció con irá, mirándose al espejo—. Me das vergüenza.

Llevaba días ignorando a Aries y a Acuario. No quería que ellos se enteraran de su secreto. Era algo sumamente privado que el solo sabía. Él y Virgo, ahora.

—¿Por qué te tiene que gustar Acuario?—Pregunto mirando la foto de los tres. Ahí mismo, se dió cuenta de como la chica miraba a su amigo—. Lo entiendo. Nunca seré suficiente para ti.

Sus ojos querían liberar lágrimas acumuladas, pero él estaba haciendo un gran esfuerzo para no derramar ninguna.

—Acuario... No sé cómo mirarte a la cara.—Una pequeña lágrima comenzó a desplazarse por su mejilla mientras se arrodillaba frente a su cama—. No sé qué voy a decirle a Aries si se llega a enterar.

Y en eso tenía razón, no sabía cómo iba a reaccionar la chica en una situación así. Jamás le había demostrado los sentimientos que él sentía por ella en plan amoroso, como amigos lo demostraba, pero jamás se había animado a confesarse.

Escucho que tocaban la puerta de su habitación, por lo cual se limpió rápidamente las lágrimas.

—Pase.

Una muchacha apareció por el umbral de la puerta sonriendo, como siempre. Justo la persona que menos quería ver, estaba frente a él.

—Hola, amigo.—Por primera vez en la vida, sintió que el "amigo" era una clara indirecta de que su relación nunca cambiaría. Siempre sería su amigo. Y por primera vez, se molestó.

—¿A qué viniste?—Inquirió levantándose. Camino hasta el ropero y comenzó a colocarse una remera.

—Parece que alguien no está de humor.—Trato de bromear.

El café para formar amistades (Zodiaco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora