Unbroken - Demi Lovato

Capítulo 10:

Narra Demi.

Como había acordado la noche anterior, todo el día me dedique a ignorar a ____; aunque su ánimo me hiciese imposible ignorarla, lo hice. Sin sí quiera echarle un vistazo cuando pasaba a su lado, pero, cuando el timbre de receso había sonado me encontré con una sorpresa. ____ estaba sentada en uno de los sillones de la cafetería, mientras platicaba abiertamente con Miley, una ráfaga de celos y miedo me recorrió el estómago, Miley lo sabía todo de mi. Ella era como mi media naranja, pero como amiga, mejor amiga.

Intente ignorar aquello que revolucionaba en mi y me recordé que no debía entrar en la cafetería, por ninguna sircunstancia, y menos si se trataba de ____. Pero, no era solamente ____ era Miley también, mi mejor amiga y hermana del alma.

Respire hondo y profundo antes de echarle una última mirada a la ventana gigante que daba vista a la cafetería y al parecer, la plática entre Miley y ____ parecía tener mucho interés para ellas.

{......}

Narra ____.

Parecía que la plática entre Miley y yo no nos llevaría a ningún lado más que a la violencia. Pues tenía unas ganas de agarrar su cabello tirar de el y arrastrarla por todo el instituto.

No parecía que quisiese ceder a decirme lo que su querida Demi ocultaba tras su angelical cara.

—Parece que no tienes ninguna intención de ceder a los secretos de tu queridísima amiga, ¿no?—pregunto con la voz enronquecida del fastidio.

Miley me mira directamente a los ojos y luego agrega: —¿Por qué no lo averiguas tu misma?, las dos sabemos muy bien que desde que llegaste al instituto hay algo entre Demi y tu, y se que la has lastimado, y todo esto es por una única razón: tu no deberías estar aquí—agrego con amargura y me temblaron los labios del miedo y picazón que me recorrió el cuerpo— Antes de que tu llegaras ha aquí—continuo— Demi estaba perfectamente, lo único que provocas son desgracias así que, es mejor que no te vea cerca de ella ¿Correcto?, si no es así, te atendrás a las consecuencias.

El calor me inunda las venas y creo que estoy en el mismo infierno. Aprieto la mandíbula al punto de que mis dientes rechinen y me duelan de la fuerza ejercida. La miro con recelo y me dan ganas de abofetearla, y me recuerdo para apaciguarme que no estoy aquí para abofetear a rubias mandonas, si no que estoy aquí para estudiar con la oportunidad que me han dado.

—Mira pequeña madona,—digo y me pongo de pie para estar a su alcance— ¿Quien te crees que eres para decirme que hacer o que no hacer?

—La hija del director, así que, espero y te alejes de Demi o tendré que reportarte con mi lindo papi.

Se aleja meneando las caderas a propósito y todo el enojo que tenía se convirtió en temor, y se duplicó por mil. ¡La hija del director! ¡Eso no me lo esperaba!

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-C xx.