C a p í t u l o 1

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De un momento a otro, cuando abro mis ojos, me encuentro en la oscuridad de mi cuarto, la piel erizada por el frío y la soledad de la cual me hago consciente. Es todavía media noche, pero ya no tengo sueño.

 Hecho de menos a mi familia y es inevitable un primer pensamiento para Kein. Todavía no puedo asimilarlo. Escucho a alguien corriendo por los pasillos y decido entonces volverme a cubrir con las sábanas e intentar dormir de nuevo. 

Es la tercera pesadilla que he tenido hoy, pero esta es la última porque ha sido interrumpida por la alarma. No llevo mucho tiempo aquí pero es detestable ese sonido. Estoy convencida de que todo esto es un error. De eso se trata, de un error. Como una chica cómo yo puede encontrarse en un internado, ¿cómo?. Esa es la pregunta que me hago desde hace dos semanas. 

No consigo adaptarme, siempre quise llevar uniforme, y lo cierto es que no lo imaginé bajo estas circunstancias. Sé que rompo muchas reglas pero esto es distinto, me encuentro asustada, todo esto es nuevo para mí y si fuera poco estoy vigilada. Así es. Es un error. Es un error. No tardaré en caer en depresión. Miro el reloj y llego tarde. Llego tarde a la clase de valores morales.

-Señorita Icy, debo recordarle las reglas, tres retrasos y será enviada al aula de corrección.- Se dirige a mí el profesor Vattio y me señala con el dedo en dónde me corresponde sentar.
-‎Disculpe, no volverá a pasar.- Respondo aún sin ubicarme bien y con vergüenza.
Me doy cuenta de que me está mirando una chica rubia y me siento incómoda. Vuelvo a lo mío, a dibujar. Es importante aprobar todas las asignaturas, porque  así pasas de año, y cuando hayas cumplido el número de años que corresponde a tu condena, eres libre. Así funciona esto. Pasarán unas semanas más y comenzarán los exámenes. Pero lo cierto es que no tengo ganas de estudiar. Yo no he hecho nada, sólo quiero resultar inocente y volver a mi vida de antes. Recuperar la normalidad.

Mientras estoy en clases, dibujo porque así me expreso yo.
Así que a eso me dedico, a no prestar atención.
-Quedan 7 minutos, Grace, así que ve recogiendo- Dice un chico que está notablemente fuerte y es bastante alto. Me suena de algo pero no sé de qué.
-‎Vale cari- dice la chica que estaba mirándome, sonriéndose. Está recogiendo y mientras observo su actitud. Algo me dice que es una buena chica. Pero y si me he vuelto loca y lo que a mí me parece correcto no lo es? No lo sé... qué pasa, porque me pregunto eso? No lo sé. Seguro habrá hecho algo por lo que merezca estar aquí. Pero yo no. Detrás de cada rostro se esconde una historia. 

Yo observo porque me resulta bastante molesto la ñoñería y mucho más si se trata de una parejita. Qué hace una pareja en un internado de corrección? Llevan mucho tiempo aquí?
Empiezo a ponerme de los nervios y efectivamente se acabó esta clase, a todo esto se me acaba de ocurrir llegar tarde a matemáticas, para que así me envíen expulsada al aula de corrección y poder pensar así en mis dudas, en todo lo que no encaja, en mis problemas. Haber si así encuentro una solución. Sólo de pensarlo se me dispara la adrenalina, no acostumbro a hacer esto pero lo necesito. No estoy escuchando a ningún profesor así que lo mejor será un poco de tranquilidad. 


Tenemos 10 minutos entre clase y clase. Un tiempo para un pequeño descanso, ir al baño, a la taquilla y de nuevo a clase. Hay cámaras por todo el centro. Por todo el correccional diré.
Tenía que haber estado ya en clase, lo que significa que en breve estaré en el aula de corrección.
Así que abro la puerta.
- Estas no son formas de llegar a clase, es que acaso en tu casa no llamas a la puerta? Encima tienes el descaro de llegar tarde a mi clase faltándome el respeto. Y no, ni te sientes, estás expulsada. Una semana. Toma, entrega esto en corrección.- Salen estas palabras del profesor de matemáticas, un hombre normal y con pinta de friki. Pero admito que me he encogido y ha sido horrible. Humillante. No me lo esperaba.
- Vale.- Le respondo y salgo con casi lágrimas en los ojos, nadie me había tratado tan mal. Ya no quiero ir a corrección, quiero ir al baño o a mi habitación a encerrarme y llorar. Pero no puedo. Están las cámaras y los baños cerrados. No puedo ir a mi habitación hasta que sean las 14:00.  He llegado a donde quería. Mierda, cada vez me encuentro peor, no para de salirme mal una cosa detrás de otra.
Esta vez son más amables y solo requieren mis datos y la hoja de expulsión. Así que por fin tomo asiento.
Por un momento me he olvidado de mis problemas. Pero he vuelto a la realidad. Estoy en un internado de corrección.
Dónde van delincuentes. Jóvenes con conductas inadecuadas para la sociedad, desadaptados y gente que no cumple ciertos estándares. Pero yo llevaba una vida normal.
Me acaba de caer un papelito en la cabeza. No sé quién ha sido pero estoy molesta. No estoy para tonterías. No.
Voy a sacar un papel para disimular que hago algo. Un chaval que detrás mía me toca el hombro y me pasa un papel doblado. "Ábreme". Es lo que pone.
"Hola chica pelirroja, no desprecies mi bolita y esta vez ábrelo anda". -¿Qué? ¿Es enserio? Lo que faltaba- se me escapa en forma de murmullo.
"Quieres ser mi amigo? :)" Oh no no no. Yo saldré pronto de aquí. No quiero amigos. Y no sé quién ha sido el graciosillo que me ha escrito.
Así que escribo "No, no quiero. No te atrevas a molestarme más, ¿vale?".
-Dale esto a quien te lo dió- le ordeno al de atrás. Así lo hace. Ahora tengo la mente en blanco.
De repente suena una alarma, pero no es la del despertador general. Sino un simulacro de incendios.
-Vamos chicos, dejad vuestras cosas tal y como están. Ya sabéis que el último pone la papelera en la puerta como señal de evacuación.- Todo está en orden y nos dirigen hacia el patio. Qué patio más bonito enserio, está con vallas por todos lados y joder asusta más que una cárcel normal. De estas que salen en las pelis. Qué horror. ¿Esto de verdad está pasando?
-‎Eey!- escucho a alguien decir, es la voz de un chico.
Pero regreso a mirar y no veo a nadie porque están todos revueltos hablando entre sí y regresando al aula.
Vuelvo a sentarme. Con asco ya porque ha sido una mañana horrorosa y llevo demasiado sueño encima. -Señorita, es hora de  ir a la siguiente clase, aunque recuerde que no puede ir a la asignatura de matemáticas hasta el próximo miércoles.- Así me despierta la secretaria y ni siquiera soy consciente de haberme quedado dormida. Sólo de cerrar mis ojos por un instante.
Vale, ya  falta menos para que se acaben las clases.
Hago memoria y me toca economía.
Hoy toca exponer, y cuando voy a sacar mis apuntes, me  encuentro con otra notita. No la abriré hasta después de exponer. Porque es mi turno. Estuve todo el finde con esto, es la única asignatura que me gusta y algo tenía que hacer para distraerme de este dolor.
-Adelante señorita Icy, le toca exponer hoy. Luego le toca a Abel.
-Sí, así es...
Estoy nerviosa, jamás dominé hablar en público. Pero finalmente expongo. Hay mucha gente mirando y otra que está a su bola. Sí, es desagradable que no te presten atención. He terminado y todos aplauden.
-Es el momento de las dudas, alguien quiere preguntar algo a su compañera?-
-‎Sí, yo. No entendí bien a quién se le daba los microcréditos.
-‎¿Ah no? Yo creo que es por que no me estabas prestando atención, joder.-Respondo a la defensiva.
-‎Señorita, cálmese, sólo era una pregunta.  Tome asiento y  por favor quiero hablar con usted al terminar la clase.- se refiere a mí el profesor de economía. Que por cierto es bastante mono y me encanta su forma de referirse a mí. Es educado y creo que me gusta un poco. Abro la nota que dice "si quieres una aventura entonces ven a la habitación del piso tres, color azul oscuro". Menuda estupidez. Debió de ser el tipo de antes. ¿En qué momento? No sé quién se ha empeñado en conocerme. 

Libertad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora