C a p í t u l o 3

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Aquí no hay gimnasio, ni sitios para distraerse, no hay nada que puedas hacer como adolescente normal. Hay aulas para cada asignatura y todo funciona como un instituto, pero hay vigilancia. Hay reglas estrictas. Además uno debe rehabilitarse no disfrutar de una condena. Con lo cual no puedes hacer mucho una tarde cualquiera, sólo aburrirte en tu habitación. Hay biblioteca y salas de estar, también las salas comunes. Las habitaciones van por colores. Son individuales y curiosamente los colores de las puertas forman un arcoiris. En total son 8 plantas. La habitación de Shanne está encima de la mía. Con un poco de suerte sólo nos separa una escalera.
Me siento en el escritorio a pensar. 
Extraño a mi familia. No pueden creerse que una niña cómo yo haya hecho algo así. Gracias a Dios. Pero desgraciadamente no pueden hacer nada.
Todos lloraron por mi inocencia. En todo momento estuve en casa. Pero nadie me dejó explicar nada y las autoridades sin más decidieron llevarme presa. Si se descubre mi inocencia podría salir sin problema.
Ese es mi plan, que se descubra la verdad.

Queda poco para que sean las siete. Voy a darme una ducha. Me prepararé para ver a Shanne. Tardo un poco en arreglarme porque siempre me entretengo pensando.
Estoy emocionada, realmente necesitaba darle un motivo a mi vida, ya me estaba desesperando. Termino de peinarme, cojo mi sudadera oficial y me dirijo a la sala común.
Está llena, mucha gente y todos conversando, están alegres y no me había detenido en todo este tiempo a conocer a nadie. Me alegra haber conocido a Shanne. Pero no le veo. Miro por toda la sala pero sigo sin verle. A lo mejor no está. Eso significa que tengo que ir a su habitación? No puedo. No en plena tarde. Nadie puede entrar en la habitación de nadie. Cada habitación es "personal e intransferible". Así que me siento en un pequeño sofá blanco, a mí lado veo unas cuantas chicas, están hablando. Contando sobre sus respectivos pasados.
También hecho de menos a mis amigas. Aunque recuerdo que poco a poco las dejé de lado. Todo el mundo empezó a ponerse en contra de Kein y yo me oponía a eso. Y por qué? Qué tenía él de malo que yo no pudiera ver? Aunque un chico siempre puede irse, las amigas estarán ahí. Pero las mías tal vez no, o sí. No lo sé. Ahora todo da igual. No saben nada de mí.
Y que estará haciendo Kein en estos momentos? Lo menos probable es que me esté hechándo de menos. Seguro que ya ha conocido a una guarra que me sustituya. Le odio. Todo es por su culpa. Me encerré en él y sólo en él para nada. Para que hoy esté así. Sola.
-Ojalá te pudras Kein Carter- se me escapa en voz alta.
-‎Eey tranquila Dámaris.-dice bromeando Shanne mientras me toca la cabeza y me tiende el brazo.
-‎Hombre, desparecido. Dónde estabas?- le pregunto emocionada. Me alegra verlo.
-‎Siempre vengo a esta hora. Ven, levanta.- me dice sonriendo.
-‎Mm.. y a dónde vamos?-  le pregunto con curiosidad.
-‎A la biblioteca. Ahí podremos hablar, hoy estará vacía y además quiero enseñarte algo.

Libertad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora