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Paso toda la semana ayudando a mi madre con las tareas de casa y a mi hermana con los apuntes de la universidad. Aunque no tiene clases por las vacaciones, tiene que presentar varios trabajos cuando vuelva a ellas.

Mi mente, en todo este tiempo, no para de darle vueltas a la proposición de Matias. Muy, muy, muy en el fondo siento una curiosidad que lucha por salir a la superficie de saber todo lo que me haría en solo una noche, pero por otra parte se que si le digo que sí me voy a arrepentir toda mi vida. ¡Por dios! Se supone que estoy casada, no debería ni pensármelo. Pero aun asi, todo el deseo que sentí cuando nos vimos en la cafetería ha ido aumentando durante estos días. Por eso y con esas ganas me encuentro frente al espejo de mi habitación terminando de arreglarme para volver a salir con los amigos de mi hermana.

***

Con mi tercera copa en la mano lo busco en el local en el que me encuentro. Aún no sé que le voy a contestar pero voy a dejar que surja lo que tenga que surgir. A saber lo que estará haciendo Eduardo, no he recibido ni una llamada ni ningún mensaje desde que nos hemos separado y eso me cabrea muchísimo. Me demuestra que no le importaba lo mas mínimo, que él estaba buscando la primera excusa para que dejáramos lo nuestro.

Encuentro a Matias en la barra pidiendo una copa y continuo bailando sensualmente las canciones que suenan en los altavoces a ver si se acerca como el sábado anterior. Me muevo, me rio y me divierto mientras intento no mirar en la dirección donde se encontraba.

Al ver que no surge efecto y que no lo veo por ningún lado, decido ir al baño a refrescarme, hace mucho calor con toda la gente que hay ahí dentro.

Cuando termino y salgo de los servicios, me lo encuentro de frente en la direccion contraria. Decido pasar por su lado diciendole un sencillo "hola" para hacerme la interesante, pero antes de que pase de largo, me coge del brazo, me mete por una puerta en la que pone "solo personal autorizado" y me acorrala contra ella.

-¿Has pensado en mi propuesta?- me dice al oido en un susurro. Su respiracion hace que me dé un escalofrio. Aquí no se oye tanto la musica y podemos oirnos perfectamente

-¿Tu propuesta indecente?- le digo sin evitar acordarme de la cancion de Romeo Santos. El asiente con la cabeza- No- le miento intentando parecer indiferente. No puedo decirle que llevo toda la semana pensando en eso.

-¿Seguro? ¿Y por qué me estabas provocando en la pista de baile?- me dice ahora mas cerca de mi rostro mientras pone sus manos a cada lado de mi cabeza.

-Yo no estaba provocando a nadie- le digo intentando parecer serena.

-¿A no? Pues mira como me has puesto a mi- me dice mientras me aprieta contra él y noto su erección en la zona de mi puvis. Trago con fuerza, mi respiracion se está volviendo irregular.

-Eso es que eres un pervertido.- mi voz ya no parece tan segura.

-Eso es que no he dejado de pensar en ti. Tu en mi cama y en mil posturas diferentes.- y me besa con una pasion y un fuego que me quema cada celula de mi cuerpo. Sus labios encuentran los mios con una fuerza que hace que me tiemblen las piernas y tenga que sujetarme a su camisa para no caerme. Me aprieta mas contra la puerta si eso es posible. No cabe ni un alfiler entre nosotros y él sigue devorando cada centimetro de mi boca. Juega con mi lengua y es como si me robara toda mi esencia con solo este beso.

Coloca sus manos en mis muslos y los acaricia mientras me va subiendo la falda hasta colocarlas en mi trasero donde lo aprieta y lo estruja. Yo me dejó hacer consumida por el deseo y la excitación del momento. Abandona mis nalgas para subir hasta mis pechos y acariciarlos por debajo de la blusa que llevo. La lucidez aparece por un segundo en mi mente y digo:

-No deberiamos estar aqui, nos pueden pillar.

-¿Y eso no te excita? ¿Qué lo vayamos a hacer en un sitio prohibido?- me dice con la voz ronca por el deseo. Puedo ver sus rasgos por la luz de emergencia que tiene la habitación en una pared.

No contesto a su pregunta y mi silencio lo toma como un si. Continua besandome con el mismo impetu que antes y yo le ofrezco mi boca gustosa. Nuestras salivas se juntan en un dulce sabor y nos deboramos mutuamente, ya no podemos parar y yo no quiero hacerlo.

Vuelve a colocar sus manos en mi trasero y en un agil movimiento me baja mis bragas de encaje hasta quitarmelas. Sus dedos juguetones buscan mi feminidad y lo encuentra humedo y listo para él. Lo acaricia y hace que se me escape un jadeo tras otro y los silencia con otro beso ambriento. Cuando introduce un dedo en mi no puedo evitar soltar otro aun mas fuerte. Le acaricio su miembro por encima de los pantalones hasta que no puedo mas y se los desabrocho para darle la bienbenida a una erección grande y dura que me llama para que la introduzca en mi.

-¿Quieres que te folle con esto?- me dice mientras se coje su pene duro y se lo acaricia de arriba a abajo.

-Por favor- le digo jadeante. Y aunque odio suplicar, ahora mismo no me importa.

-Tienes que pedirmelo bien- me dice con una sonrisa juguetona en su rostro.

-Follame.

Sin hacerme esperar mas, se coloca un preservativo que llevaba en el bolsillo, y se introduce en mi interior poco a poco. Un escalofrio me recorre todo el cuerpo y cierro los ojos para absorver todo el placer que me proporciona. Matias me coge de las piernas y hace que le rodee las caderas con ellas para poder introducirse mas en mi. Entra y sale con una facilidad que me saca loca y yo me agarro fuerte a su cuello para no caerme. Con cada embestida, mi espalda choca contra la puerta provocando un ruido sordo, pero no me importa. Ahora mismo me da igual que alguien nos oiga. Solo quiero disfrutar y guardar todas estas sensaciones muy dentro de mi y dejarlas ir en una explosion final.

Vuelve a comerme la boca con un beso feroz y desesperado y mientras me gira para colocarme encima de una mesa que no habia visto que estaba ahi. Con su mano izquierda me acaricia mi hinchado clitoris y eso hace que el placer se multiplique y me es imposible no llegar a un orgasmo brutal en las siguientes tres penetraciones. Exploto y me retuerzo cuando consigo llegar al extasis. Le muerdo el hombro para no chillar y es entonces cuando siento que el se deja llevar tambien.

Cuando hemos terminado lo unico que se oye son nuestras respiraciones y la musica de fondo que está sonando en la habitación contigua. Nos recuperamos y nos arreglamos para salir de ese cuarto y antes de abrir la puerta me vuelve a coger del brazo y me da la vuelta.

-Vamos a mi casa. Voy a enseñarte a escribir libros eróticos con tu piel.

Volviendo a mis Raices  "COMPLETA"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora