Narra Joan Aluce, una vendedora ambulante de bolas de arroz, nativa de Japón, la cual visita frecuentemente ya que tiene su plantación allí.
Ocaso 29. 12-2-1973. 20:56
Era una tarde lluviosa en New York, y en el Ocaso 29, estaba una clienta habitual, que había salido a dar un paseo, cuando le pilló la tormenta. Así que decidió ir al Ocaso 29 para tomarse un café caliente, mientras seguía lloviendo.
(Se escuchan las noticias por la radio)
Informador: Tenemos noticias de que puede empezar un gran diluvio en cuestión de minutos.
-Madre mía la que está cayendo...- Suspiraba Bob.
-Y ha sido así de repente, te lo digo yo, que estaba dando un paseo tranquilamente y se puso a llover de un momento a otro- Decía Joan.
-En, fin, ¿Me puedes hacer un café caliente? El de siempre, por favor.
-¡Marchando ese café!- Exclamó Bob
-Mmm...¡Que bien huele!- Dijo Joan
-Espero que no nos tengamos que quedarnos aquí por las lluvias- Decía Bob riéndose.
-Hablando de lluvias, yo tengo una historia que me ocurrió hace unos 5-6 años, ¿Puedo contártela?
-Por supuesto, total con la que está cayendo quién va a venir aquí- Dijo Bob
-Era una mañana soleada en los campos de arroz de mi querida tierra del sol naciente. Como el sol daba de lleno decidí sacar la ropa a secar, mientras que mi hermana cuidaba de mi madre y mis tres hermanos pintaban la casa. Como se acercaba el festival del arroz, concretamente dentro de dos semanas; decidí que por la tarde iría a segar el arroz para que estuviera listo para el festival. Así que por la tarde, decidí salir con mi hermana y mi hermano mayor a segar el arroz. Pero de repente, mientras segabamos, una lluvia torrencial cayó sobre los campos, llovía tanto que parecía que la madre naturaleza se había enfadado. Como estábamos relativamente lejos de nuestro hogar, tuvimos que refugiarnos en una pequeña cueva que había al principio de nuestros campos. Era de noche y todavía seguía lloviendo, así que mi hermano tomó la iniciativa de hacer fuego, con el método de dos palos. Afortunadamente, pudimos hacer el fuego. Mi hermana y yo, nos arriesgamos a segar un poco de arroz y freírlo, mientras mi hermano se ocupaba de mantener el fuego con vida. Pasaron 3 días, y seguía lloviendo, tanto que no se pudo hacer ni el festival por las secuelas que provocó, ya que a 8 días del festival ni se podía salir de nuestras casas, y, como te puedes imaginar, nosotros estábamos en la cueva. Investigamos un poco, y descubrimos unos trozos de madera, con la que construimos una especie de soporte de cama, con un poco de trigo que había plantado a escasos metros de la cueva, lo pusimos encima de la madera, para que no estuviera tan dura y como había dos ciervos en la cueva, tuvimos que matarlos para comernos sus carnes y utilizar sus pieles como mantas. Pasaron 6 días más, hacia 2 días que paró de llover, pero tuvimos que esperar a que se secaran las tierras. Sentimos un alivio al ver que nuestros otros hermanos y nuestra madre estaban bien.
-Madre mía, que historia más emocionante-Dijo Bob
-Espero que no pase esto aquí-
-Bueno, así tenemos como Venecia, unos canales- Dijo riéndose Joan
-Señora Joan, quiere que la lleve a su casa, tengo el coche al lado- Dijo Bob
-Muchas gracias, te estoy muy agradecida- Dijo Joan
FIN
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Ocaso 29
Misterio / Suspenso¡Hola! Te invito a que leas estas curiosas, emocionantes e incrédulas historias que narran personajes, mientras se toman una taza de café con un jazz que amena la estancia. 29/04/2018: #919 Misterio/Suspenso 01/05/2018: #696 Misterio/Suspenso 02/05...