Capítulo 1: Lo que pasó en el Roki's Cafe.

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Muy buenas mis amores<3

Aquí os traigo el primer capítulo de esta novela, espero que os vaya gustando :3

¿Qué os parece?^^ Gracias a todas las que me votais y me comentais, sois geniales todas y cada una de vosotras y espero que me esté quedando bien esta nueva novela :) 

Este cap va para PikachuDark_3, espero que te guste cielo, gracias por todo<3

Y con esto y... OSITOS GOMINOLA, OSITOS GOMINOLA, OSITOS GOMI-GOMI-GOMI-GOMI-GOMINOLA me despido, esperando que os mole y que voteis y comenteis mucho y deseando que seáis muy felices!

Os quiadoro mis amores<3

"No tener que volver a perder ni pintar las paredes del color de un recuerdo" 

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Mientras caminábamos María y yo le iba contando todo lo que me ocurrió los últimos dos años. Ella se fue de mi ¿ciudad? ¿pueblo? Bueno, vosotras me entendéis, a lo que iba. Cuándo se marchó, yo empecé a irme con otra gente que al final me ha llevado a estar así. Ella no podía creérselo y a todo me apoyaba, confiaba en ella. Eramos amigas de toda la vida, siempre estuvimos juntas y a su lado estoy algo mejor. Me dió mucha alegría volver a verla y volver a tener una de nuestras charlas de siempre. Fuimos a un bar que nos encantaba llamado Roki's Cafe. Los dueños del bar no se mataron buscando el nombre, lo sé. Pero eran muy majos y siempre ibamos a aquel lugar. 

Sabía que María iba por el camarero, el hijo del dueño. Era un chico alto y moreno, muy guapo la verdad. Tonteaban de vez en cuándo pero nunca daban el paso de salir juntos por muchas veces que intenté emparejarlos. Cuándo entramos, sonó la típica campanita que suena al abrirse la puerta alertando a la gente y al servicio de que había llegado un nuevo cliente. Observé a María y bajó la mirada al suelo. No era el mismo camarero, ya no estaba aquel chico. 

En cambio, el nuevo camarero también era bastante atractivo. Era moreno, con el pelo algo revuelto, pero no demasiado. Llevaba una camiseta de rayas azules y blancas y unas gafas negras, «bastante hipsters» comentó mi amiga. Se le notaba un poco de barba y no era demasiado alto. Parecía un muchacho bastante majo y en seguida lo descubriríamos. Lo llamamos con la mano para pedir. 

- Muh' buenah señoritah, ¿qué deseáih? -tenía un acento muy gracioso.

- Buenas tardes, ¿puedes traernos dos cafés? -dijo María.

- ¿Café solo o acompañaoh? -dijo guiñándo un ojo. No sabría decir a quién de nosotras.

- ¿Perdona? -dijimos las dos a la vez.

- Era un chihte señoritah -le sonreímos.

- Jaja, un café solo.

- El mío que sea con leche, por favor -dije sonriéndole a lo que me respondió con otro guiño.

¿Acaso ese chico estaba intentando ligar conmigo? ¿O quizás con María? Hacía tanto tiempo que no salía que había olvidado hasta como ligar. No me reconocía. Pero entonces mi acompañante empezó a hablar.

- Oye, ¿conoces a ese tío?

- ¡María! No hables así de él, que parece muy majo el muchacho.

- Bueno, será todo lo majo que quieras, pero estaba intentando ligar con las dos.

- ¡No se lo tengas en cuenta mujer! No creo que se fije en mí, tú eres mil veces más guapa -dije cambiando de tema, lo único que faltaba era que María se enfadara con aquel chico.

- ¡Anda y no digas mentiras! -respondió sonrojándose.

A los quince minutos llegó con una bandeja y nuestros cafés. Le dimos las gracias y se marchó. A decir verdad, me miraba mucho. ¿O sólo era mi imaginación? Sí, será eso. ¿Qué iba yo a tener para que un chico se fijara en mí? Nada, por supuesto.

María me hablaba de todo lo que le ocurrió en Extremadura mientras estudió allí. Algunos romances, varias peleas, amigos, fiestas, etc. Yo a penas le prestaba atención, pero ella seguía hablando igual. La echaba de menos. No le conté lo más importante, pero aun no me sentía preparada y tampoco quería romper a llorar delante de todos los clientes y menos de aquel simpático camarero. Me levanté excusándome para ir al servicio y cuando salí y me miré en el espejo encontré una servilleta con un número de teléfono. «Qué raro, ¿de quién será?» pensé. Lo guardé en mi bolsillo y volví a la mesa. Pagamos y nos fuimos a casa.

Al llegar, me despedí de María prometiendo salir algún otro día y mandarle un mensaje. Llamé al timbre a las 11pm, se me olvidaron las llaves dentro. Mi abuela me abrió con una sonrisa de oreja a oreja.

- ¿Qué pasa abuela?

- ¡Nada hija! -dijo abrazándome. -¿Qué tal el paseo?

- ¡Muy bien! Voy a ponerme el pijama.

- De acuerdo, la cena estará en un momento.

- No abuela, no te molestes, no tengo apetito.

- ¡No seas tonta eh! A comer, he dicho.

- Vaaaale -dije alargando la a.

Al quitarme los pantalones, se cayó al suelo aquel papelito. No me fijé que por detrás ponía algo. «Llámame, eres una chica muy maja :D». Era el camarero, aquel chico. Al final, ¿si estaba ligando conmigo? ¿Le habrá dado el número a mi amiga también? Le mandaré un mensaje luego, ahora tengo que cenar o mi abuela me matará.

Después de cenar y hablar un poco con mi abuela, volví a mi habitación. Aquellas cuatro paredes sabían más que toda mi familia junta, aquellas cuatro paredes que tenía que perder de vista de vez en cuando. Le mandé un mensaje a María.

Alma: Tonta, que me voy a dormir ya, buenas noches! Gracias por el día de hoy, te quiero<3

María: Buenas noches cariño, descansa, gracias a ti por ser la mejor amiga del mundo, te quiero<3

También le mandé un mensaje a... ese chico, del cuál no sabía ni el nombre.

Alma: Hola, ¿tú eres el camarero de esta tarde? Soy Alma, la chica rubia a la que le has dado el número en una servilleta al salir del baño (suena algo raro así contado jaja). ¿Cómo te llamas?

Supongo que no iba a esperar a que me contestara. Apagué el móvil y me dormí. Pero esta vez, quería que fuera mañana para conocer la respuesta a ese mensaje.

Mi clave es la felicidad. (Fanfic Rubius)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora