Capítulo 8

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La calera, Valparaíso, Chile

Evelyn, o Eve como prefería ser llamada, permanecía inquieta en la habitación de hotel, observaba y analizaba su entorno. Hace mucho que había adquirido la costumbre de estudiar previamente los sitios en los que alojaba, el no hacerlo disparaba sus niveles de ansiedad. 

La habitación era pequeña y solo tenia una ventana que daba a otro edificio, no había calefacción y la temperatura era cada vez mas baja. Se sentía encerrada y expuesta, sensaciones que se acrecentaban cada vez que pensaba en lo cerca que estaba de aquella cabaña.

No podía mantenerse quieta y caminaba por el lugar, cual animal enjaulado. Mientras caminaba mantenía sus manos ocupadas girando aleatoriamente las filas de un cubo rubik, un  rompecabezas tridimensional; pretendía desarmarlo para luego rearmarlo sin mirar, calculando la cantidad exacta de movimientos que requería para hacerlo.  Una actividad que solía ayudarla a controlar la ansiedad que en ocasiones la invadía, le permitía liberar su mente del estrés y enfocarse en las cosas realmente importantes.

Tras una larga conversación con el detective este tomó en serio sus palabras y  se comprometió a investigar debidamente la posibilidad que le planteaba. Además de acceder a que ella hiciera un reconocimiento del cadáver, que reposaba en el centro médico legal, si se confirmaba lo que ella decía. Mientras tanto, se había asegurado de que reservara una habitación en el hotel y la había instado a dormir un poco, mientras él volvía a la estación de policía y prometía contactarla a la brevedad.

Pero dormir era el último de los planes de la mujer, desde que el agente de la ley se despidiera, había dedicado cada minuto en evocar a Helena: sus palabras, sus acciones, su apariencia. Intentaba crear una imagen mental de su rostro, pero no lo conseguía. Recordaba sus rasgos: su cabello rubio, sus ojos azules, la forma curiosa de su nariz, sus dientes levemente torcidos, la marca de nacimiento y aquella cicatriz que ella misma se había hecho. Podía ver los detalles, pero no el conjunto completo. Sabía que al estar frente a su cuerpo la reconocería, igual que en la fotografía; pero si cerraba sus ojos no podía verla y eso la molestaba.

-Tamara - dijo en voz alta, necesitaba recordarse a si misma que el nombre de aquella mujer no era Helena, que ese nombre no era mas que un personaje que él había creado.

Repasó  los hechos que la habían llevado hasta ahí: el improvisado viaje sin destino; la noticia del encuentro de Helena, Tamara, que había llegado "casualmente" a ella, la posterior visita a Joana y el habitual obsequio de aniversario; después de comprobar que no había nueva información respecto a la mujer encontrada, decidió presentarse personalmente en el lugar para investigar in situ.

Desde el momento en que había visto la fotografía de la mujer encontrada en el parque, había comprendido que todo iba a cambiar, era la pieza faltante en su rompecabezas, el problema era que aún no tenía del todo claro como era que encajaba. Se había mordido la lengua para no manifestar sus ideas a Joana, aunque sabía que en la mente de ella abundaban los mismo temores.

Como si de un sexto sentido se tratase, observó su teléfono en el momento justo en que este comenzó a vibrar y en la pantalla se iluminaba el nombre "Joana".

Desvió la mirada del aparato y se enfocó en el rompecabeza de colores que aún sostenía en sus manos; solo hacían falta un par de movimientos para acabarlo. Giró la columna superior lentamente hacia la derecha y luego giró hacia arriba la fila de la izquierda,  esperando que el teléfono dejara de sonar.

Una vez terminado el cubo,  respondió la llamada y puso el altavoz. Enfocó su atención nuevamente en el rompecabezas, lo desarmó y volvió a iniciar.

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⏰ Última actualización: Jan 03, 2019 ⏰

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