❀ Cuando JongIn prácticamente odia a su profesor estirado de Matemáticas, lo que menos se espera es que éste se aparezca tan relajado en el bar donde trabaja. Pero al final, JongIn no sabe si podrá controlarlo o si sus manos se saldrán de su camino...
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La vida de Kim JongIn era muy normal, al menos eso es lo que él siempre pensaba hasta que el despertador comenzara a sonar ese lunes. El muchacho estiró la mano en automático para callar el molesto despertador y pataleó en su cama mientras se envolvía en las sábanas como un gusano y rodaba hasta casi caerse del colchón.
Entonces escuchaba dos toques sobre la puerta y soltaba un grito ahogado con la almohada, para que entonces se abriera la puerta y uno de sus amigos asomara la cabeza con precaución y lo buscara con la mirada, porque bueno... nunca se sabe qué podrían estar haciendo.
Habían llegado a ese acuerdo desde que SeHun, otro de sus amigos, había abierto la puerta del cuarto de MoonKyu y lo había visto muy concentrado jalándosela, por lo que después de ese episodio todos hacían por llamar a la puerta para avisar.
ㅡ JongIn... es hora de irnos, llegaremos tarde a la primera clase. ㅡ Jimin, un chico que JongIn había conocido un par de semestres atrás, cuando rentaron el departamento de forma compartida, le sonrió con cierta delicadeza mientras entraba a la habitación.
Se habían hecho muy buenos amigos, el chico era bastante amigable y a JongIn le había agradado al instante, por lo que no tuvo problemas con estrechar lazos con él.
ㅡ No quiero ir...
ㅡ Ya tienes dos faltas, si haces otra no te dejarán tomar el examen.
JongIn volvió a removerse entre las sábanas después de escuchar a su amigo. Era verdad, había faltado dos veces en el mes porque se había quedado dormido, pero es que él no tenía la culpa de que la clase fuese todos los lunes a las ocho y él tuviese que trabajar los domingos.
Tampoco que fuese tan aburrida e innecesaria. JongIn no podía creer que tuviese que ver Matemáticas si estaba estudiando Danza. Nadie le había dicho que iba a tener que usar números para bailar, eso claramente no se necesitaba y él nunca lo usaría porque... ni modo que se pusiera a sacar el ángulo de sus piernas cuando inclinaba el cuerpo sobre la punta de sus pies.
Aquello era una completa estupidez, casi tanto como su malvado y estúpido profesor.
Refunfuñó un par de segundos más, hasta que Jimin le dio palmaditas en el hombro y TaeMin se asomó por la puerta, con una mirada llena de advertencia.
ㅡ JongIn, listo en diez minutos o te dejamos. ㅡ El muchacho había sido su mejor amigo desde que recordaba, siempre era duro con él cuando se necesitaba y también nunca se había quedado callado para decirle sus verdades. ㅡ No voy a poner la cara por ti esta vez, así que mueve el culo y levántate.
Jimin se hundió de hombros con un atisbo de sonrisa y JongIn se resignó en ese momento. Así que con ayuda de su amigo se deshizo del rollo de colchas en el que había estado envuelto y frunciendo el ceño, en muestra de completa rebeldía, caminó hacia el baño para darse una ducha rápida antes de que TaeMin se mostrara en el cuarto por su segunda advertencia.
