✧ Números y baile

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Las manos de JongIn eran traviesas, tanto que las yemas de sus dedos recorriendo su pecho desnudo podían hacerlo estremecer sin importar cuán dormido estuviese. KyungSoo siempre terminaba despertando con serios problemas matutinos cuando JongIn estaba cerca, y cuando no también, por supuesto.

Abrió los ojos de manera perezosa, con la sensibilidad al límite, con los sentidos bien encendidos, sintiendo las caricias de aquellas manos morenas desplazarse con habilidad por su pecho y posteriormente por su estómago.

La lengua de JongIn solía ser bastante juguetona también al igual que sus labios, siempre delineando pequeñas partes de su albino cuerpo. El chasquido constante de los besos del estudiante lo hicieron desperezarse y bostezar antes de parpadear y encontrarse con el alumno que estaba tumbado a su lado, o más bien casi sobre su cuerpo.

KyungSoo sonrió en automático, respirando profundamente mientras se acomodaba y se giraba lo suficiente como para aprisionarlo en un abrazo y acomodarlo sobre el colchón, siendo él quien se cerniera sobre su cuerpo esa vez. Siendo él quien se mantuviera en alerta con una impecable sonrisa mientras su nariz se deslizaba por el borde de su rostro y le acariciaba la piel dorada.

Escucharlo suspirar a esas horas de la mañana lo hacía sentirse un poquito más dichoso, como cuando sabes que estás haciendo las cosas especialmente bien. Y pese a que a KyungSoo le había costado un poquito por todo el asunto de la ética profesional, a esas alturas del partido ni siquiera se acordaba de su moral cuando se hundía en JongIn de manera exquisita en cada uno de sus encuentros. Al menos en los que se podía.

Habían comenzado a salir hacía unos meses, después de aquella noche en la que lo esperó afuera de su trabajo y se lo había propuesto. Lo había llevado a su departamento y habían hecho maravillas con sus cuerpos, disfrutándose hasta bien entrada la madrugada.

Y desde entonces JongIn era todo miradas, se dedicaba a prestar atención a su clase por supuesto, pero también a ser tan coqueto como le era posible. A esperar a que todos se retiraran para pedir su primer beso de la mañana si es que no había recibido alguno al despertar.

KyungSoo lo había llevado a tantos lugares de la ciudad que él no había conocido hasta ese entonces, JongIn se había dedicado a disfrutar de su mano un montón de momentos, poco a poco acostumbrándose a tenerlo tan cerca, a sus besos que parecían hasta cierto punto prohibidos y a la manera tan intensa que tenía KyungSoo de poseerlo cuando estaban a solas. No necesariamente en la cama, sino que había comenzado a conocer esa parte suya que demandaba atención donde fueran.

El mayor se ganaba cada una de sus miradas y de sus sonrisas, JongIn se sentía tan satisfecho hasta ese punto, que lo cierto era que no había pensado en nada más que en seguir adelante.

Touch it ❀ SooKaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora