Cuándo las clases terminaron me puse tan feliz, estaba tan emocionada por ver la nómina de mis nuevos compañeros y te ví, te ví entre todos los nombres, no pude creerlo, hice de todo por cambiarme de aula, soy muy cobarde a decir verdad, sin embargo fue en vano, un tiempo después me enteré que tu también deseabas cambiarte, presentí que fue por mí, pero, no lo sé, no lo sabré jamás en realidad. El primer día de clases te sentaste atrás de mí, intentaba no observarte pero me era imposible, segundo día de clases te sentaste a mi lado, no hablamos, ni siquiera nos mirábamos, tercer día te cambiaste a la otra esquina de donde yo me encontraba, aquel día te llamaron la atención, la profesora de historia te había gritado frente a todos, me sentí tan mal por ti y a la vez me satisfacía ver que pasabas por un momento incómodo...
¿Alguna vez te has puesto a pensar en lo injusta que es la vida? Cuando crees que todo va perfecto, cuando crees que te dan paso al paraíso y tan sólo a pasos de llegar te caes, caes en un hondo y oscuro agujero, aquél agujero que es tan difícil escalar, no crees poder dar más, piensas en acabar con todo, dejarte allí tirado sin hacer nada más que llorar y reprocharte lo idiota que logras ser, darte por bencido, siempre se escucha decir *Todo es posible* ¿Acaso es sierto? ¿Es posible volver a encontrar el amor después de tantos fracasos? No sé tú, pero, yo ya me rendí, me dí por vencida, me quedaré en el hoyo y no me importa morir de hambre o sed, me quedaré esperando a que seas solamente tú el que estire su mano ofreciendo su ayuda, ofreciéndome su amor...