Prefacio

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Todo comenzó el primero de Mayo en la ciudad de Londres, Inglaterra, ella fue a la biblioteca como todas las tardes, amaba ir a ese viejo edificio construido en el año 1893, ese, según ella, era uno de los edificios más importantes e históricos en todo el Reino Unido. Su tradición, o mejor dicho, su costumbre era ir todas las tardes luego de la escuela a la biblioteca Elizabeth I, que quedaba exactamente a la vuelta de la residencia  Harrison, el hogar de la familia de Emily; esa vieja y polvorienta biblioteca era un hueco en el que estaban todos sus recuerdos desde la infancia, ahí ella aprendió a leer y a escribir, allí inició su amor por la lectura, en esa biblioteca leyó su  primer libro que fue Harry Potter y la piedra Filosofal de J.K. Rowling, ella asistía todos los días a las tres de la tarde al “taller de lectura” que daba la señora Calder, en esa raída biblioteca, o más bien en frente lo conoció a él. Conoció a esa persona a la que muchos llaman “el primer amor” que supuestamente nunca es el último, pero ambos sentían que estarían juntos para siempre. James Lippton fue su primer amor y Emily el de James, pero las circunstancias no se dieron, todo iba bien hasta esa tarde. La tarde que les cambió la vida a él y a ella para siempre. Lo único que se puede decir es que si no nos esforzamos, nunca llegaremos a nuestra meta, la suya era que al final de sus días, – que por cierto, Emily tiene sólo 16 años, así que le quedan muchos por vivir aún – la gente la recuerde diciendo: “Esa chica fue alguien en la vida, logró sus metas” no le gustaba esa idea de que todos el día de su muerte lloren unas cuantas horas, si es que alguien llega a llorarla, claro. Quería que la recuerden, para siempre, y esa no iba a ser una tarea fácil, ¿o si…?

I'm here bitches.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora