trentatré.

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Desde hacía por lo menos dos días, había más cafeína que sangre rondando por su sistema. Había pasado día y noche trabajando en producir nueva música y el precio habían sido las tremendas ojeras que ahora tenía por ojos.

Si JinWoo había arruinado la poca reputación que tenía, así que haría lo que fuera por recuperarla. Aún y aunque eso costara sus preciadas horas de sueño.

Se había alimentado únicamente a base de pizza fría –a pesar de que cuando la pidió estaba más que caliente–, agua y café, levantándose de su silla únicamente cuando tenía que hacer del baño. Su cuello se entumía pero poco le importaba, estaba centrado en hacer una buena imagen de sí mismo.

Lo hecho, hecho estaba; pero eso no implicaba que no tuviera ganas de patear a JinJin hasta que se le salieran los sesos por los oídos. Pero eso sólo empeoraría todo.

Las orejas de MyungJun estaban rojas debido a la gran cantidad de horas que éstas habían soportado con los audífonos y los músculos de sus piernas temblaban por el esfuerzo cuando se ponía de pie.

Y por encima de todo aquello, su corazón –o bueno, su hipotálamo, ya que él no creía en las estupideces de que el corazón pudiera sentir alguna mierda, sólo era un órgano que bombeaba sangre al cuerpo y caso cerrado– se estrujaba al ver cada comentario negativo que recibía y cada cosa que decían sobre él.

MyungJun era un llorón de primera, a pesar de haberle dicho lo contrario a JinWoo. Es más, había estado chillando cuando habló con él por última vez.

«—Tremendo idiota. —lo maldecía mentalmente.»

Con los ojos rojos volteó a ver a su celular apagado, permitiéndole ver su propio reflejo en él.

Según él, se consideraba una persona que se alimentaba de almas humanas, cangrejos y pizza de pepperoni, o a veces sólo de pizza, algo un tanto ridículo para otras personas, SanHa entre ellas. Durante las noches sentía que se convertía en un pájaro que teclea, no por escribir, sino para comer las migajas que hay en el teclado.

Suspiró, apoyó su cabeza en el teclado haciendo que letras al azar se escribieran en su documento de Word. No tenía ideas, vacío, se encontraba en el punto más bajo. Su inspiración era como una gráfica de picos, cuando se encontraba en la cima, era capaz de escribir miles de palabras dejándolo completamente satisfecho con su trabajo; en cambio, cuando se encontraba justo donde estaba ahora, no hacía nada más que teclear versos sin sentido y palabras desesperadas en busca de algo de sentimiento.

Estrelló suavemente su cara contra las teclas un par de veces, con la esperanza se que aquellos golpes le acomodaran las ideas y pudiera por fin subir al pico de la inspiración.

—No sirvo, ah. —soltó mientras levantaba su rostro y se recargaba en el respaldo de su silla giratoria, dando una vuelta con lentitud.

Tomó su celular con pesadez, lo desbloqueó y marcó el único número guardado en "Favoritos". Fue cuestión de cuatro segundos para que contestaran.

—¿Pasó algo? —fue lo primero que escuchó del otro lado de la línea.

—No —respondió, tallándose suavemente los ojos —, pero me quería distraer. ¿Te desperté?

—No, estaba estudiando.

—Ah, verdad —dijo entrecerrando los ojos, recordando —. Mañana presentas.

—De hecho, presento hasta la semana que viene.

—Oh.

—No has dormido. —dijo SanHa, y MyungJun lo pudo imaginar apuntándole con el dedo.

—Claro que sí.

—No era pregunta, es obvio que no has dormido. Nunca llamas a las dos de la madrugada.

—Es por tu culpa, Hannie. —le reclamó, y estaba en todo su derecho de hacerlo.

—Pero tengo una solución.

—Ajá.

—No, de veras —dijo, con un toque de ilusión —. Sé lo mal que lo estás pasando, y te hice una playlist con canciones que me ayudan. Tranquilo, no hay JinJin.

MyungJun suspiró, y sonrió para sus adentros,

—Bien, pásamela.

SanHa colgó la llamada y segundos después le llegó por KakaoTalk un link de Spotify. Le dió click poniendo los ojos en blanco y espero a que se abriera.

El nombre de la playlist era "Lo siento hyung", y MyungJun sonrió con ternura debido a la falta de comas en aquel título.

Revisó a los primeros artistas; Dean, Heize, Agust D, Lovewave... estaba bien.

No se puso los audífonos, no se torturaría más con esos artefactos. Subió el volumen al ras puso modo aleatorio. Dio una vuelta en su silla y se dejó envolver por una gruesa voz, culpable de varios erizamientos de piel. Además, la letra era en extremo bella.

Creyó que era Zico, y se sintió un mal fan por no haberse enterado de aquella canción.

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