3.La huida (I)

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Volví a mirar donde antes se situaba Paula, pero ya no se encontraba ahí. De todos modos yo no podía cambiar lo sucedido. 

Mientras caminaba por el jardín del Orfanato Ganish llegué a la conclusión de que mañana tendríamos que escapar de aquí. Todo el mundo, incluyendo guardias, estarían pendientes de la habitación quemada. Era fácil, por que esa habitación esta al lado contrario de la puerta trasera, tendríamos la oportunidad de ser libres.

Busqué a María con la mirada para contárselo, ella estaba en primera fila, hablando con Paula, algo que me resultó raro, ya que nunca las había visto juntas. 

-¡María!- grité para llamar su atención y se acercara donde me encontraba.

-¿Qué pasa Eizan?- me contestó.

-Tenemos que hacer las maletas, mañana nos vamos de este sitio- le dije emocionado.

-Está bien, tu avisa a tu hermano yo avisaré a mi amiga- exclamó mientras se marchaba.

Me acerqué a uno de los monitores de mi hermano preguntándole por él.

-Hace rato que no le veo, pregunta a algún amigo suyo- me aclaró casi sin mirarme a los ojos.

No le hice mucho caso y seguí dando vueltas buscando a Alexander. Al rato escucho que están gritando mi nombre, me doy la vuelta y es mi hermano.

-¡Eizan!- grita corriendo hacia a mí. 

-¿Que pasa niñato?- le dije mientras le daba un abrazo.

-¿Sabes tengo una sorpresa? Mañana nos vamos de este sitio, así que haz una mochila con todo - continué diciendo.

Estuvimos hablando durante un rato explicándole la huida y contándole todo lo que me había sucedido en esta noche hasta que una de mis monitores se acercó a mí y me avisó de que ya podía subir ha mi habitación. Me estaba acercando a mi cuarto cuando de repente escucho como dos chicas discutían, puse algo más de atención y parecían ser Paula y María, pero no encontraba la dirección de las voces, así que yo seguí mi camino. Estaba girando el pomo de la puerta de mi habitación cuando giré la cabeza y vi a María bastante enfadada pero con la mirada muy triste, intuí que no quería compañía, abrí la puerta y fui directo a tirarme a la cama. Me tumbé mirando al techo, pensando todo lo que iba a cambiar mi vida mañana, por fin sería libre y podría hacer lo que yo quisiera y cuando quisiera. Me levanté de la cama para quitarme la camisa, ya que estaba sudada y era incómodo para dormir. Mientras me desabrochaba los botones escuché como alguien entraba, pero no le di mucha importancia ya que pensé que podía ser mi hermano. Noté como esa persona se acercaba por detrás, abrazándome, pero una de sus manos bajaba lentamente hacia mi entrepierna, ya nervioso me giré.

-¡Ostias Paula! ¿Qué haces?- exclamé.

Ella no me contestó, seguía con su juego. Me sentó en la cama y terminó de quitarme la camisa, empezó a besarme el cuello y suavemente bajaba hasta el ombligo parando para desabrocharme los vaqueros. Yo nervioso, pero con la piel de gallina la dejé seguir. Paula se puso de rodillas y me bajó los pantalones dejándome con la ropa interior. Se acercó a mis labios, sonriendo, nuestros labios se juntaron al igual que nuestras lenguas y noté como una de sus manos se acercaba de nuevo a mi entrepierna llegando a meterla por debajo de la ropa interior. La quité la mano, la sonreí, la quité su camisa y la seguí besando. De repente alguien entró encendiendo la luz inmediatamente.

-Parece que te he jodido la noche- dijo Alexander riéndose fuertemente.

Paula tapándose se fue del cuarto sin decir ni una palabra, decidí que no era momento de hablar lo y no fui detrás de ella. 

-Anda que llamas a la puerta cabrón- le contesté a mi hermano bromeando.

Los dos nos reímos y nos fuimos cada cual a su cama. Eran ya las 4am y Alexander fue el primero en dormirse de los dos, dejándome a mi pensando en toda esta movida que me estaba pasando. Decidí dormir para mañana poder estar al máximo en mi último día en esta residencia.

A la mañana siguiente al levantarme, me duché, cogí la mochila que tenía para ir al instituto y metí la ropa mas nueva que tenía, la gorra que me encontré anoche, un gualqui talqui que se conectaba con el de mi hermano y la poca chatarra que conseguí ahorrar.

Salí de mi habitación sin rumbo alguno cuando de repente, en un pequeño susto choqué con la amiga de María.

-Perdón, iba distraído- me disculpé.

-No importa, venía a buscarte, María te quiere ver- me dijo con una sonrisa.

Ella iba delante segura de su destino y yo algo embobado la seguía. Cuando por fin llegamos a la habitación de María ella se encontraba acurrucada en su cama con una mantita de Hannah Montana.

-Hey ¿Qué ocurre?- pregunté nervioso.

-Esta noche no creo que vaya con vosotros- dijo con la voz rota.


Escape Of ThatWhere stories live. Discover now