Bakery

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-¡Caaaaas! ¡Tengo hambre y no hay nada en la alacena!

-Entonces ve y compra algo en la panadería de la esquina, Gabriel. 

-Pero para eso tengo que moverme... ¿A caso quieres que muera?

Castiel blanqueo sus ojos.

-Muere de hambre entonces.

El pelinegro ignoro las muecas de reproche de su hermano y siguió leyendo el libro que tenia entre las manos. 

Gabriel suspiro resignado, tendría que ir él a buscar algo para saciar su hambre. Agarro su chaqueta, salio de su casa y empezó a caminar, el clima era frio; las nubes tapaban el cielo impidiendo que los rayos solares impactarán en la tierra y calentarán el ambiente. 
 
Una brisa fría recorrió su espalda logrando que levantara el cuello de su abrigo y apresurara el paso.
Al llegar al dichoso lugar entro rápido para poder calentar su cuerpo y frotando sus manos se acerco al mostrador.

-Hola Bobby.

Saludo al dueño del local. Este hombre había sido un gran amigo de la familia Novak pero debido a algunos malentendidos con el patriarca, Bobby se distancio de dicha familia. Pero manteniendo una solida y muy buena relación con los mas jóvenes de esta.

-Hola muchacho. ¿Como te trata el frio?

-No muy bien, casi me congelo al venir para acá.  

El anciano río por la exageración del chico.

-¿Qué vas a llevar Gabriel?

El mencionado estaba por responder le cuando un estruendo proveniente de la cocina lo interrumpió. Bobby suspiro agarrándose el puente de la nariz con expresión cansada. 

-Esos niños van a matarme... Enseguida vuelvo.

Sin decir mas se retiro y desapareció tras un par de puertas.

"¿Qué han hecho ahora?"

"Dean tiro toda la harina al suelo y ya se nos acabo"

"¡Yo no la tire, fue Sam!" 

"No me interesa saber quien fue, Dean ahora vas a por un poco de harina y tu Sam ve a atender a los clientes mientras yo limpio este desastre"   

El rubio había escuchado la conversación mientras pensaba en que iba a llevar. Se les antojaba unas donas, pero el pastel de chocolate se veía muy tentador.

-Buenas tarde, ¿Qué desea llevar?

A ti por favor...

Pensó Gabe. Al levantar la mirada del aparador donde se encontraban todos los pasteles, se encontró con un chico demasiado alto, de ojos del color de las hojas de los arboles, cabello castaño recogido en una coleta baja y vestido con un delantal con el logo del local.

Se quedo varios segundos observando al chico frente a él. Era guapo... muy guapo. Sus ojos eran hermosos y esa pequeña sonrisa de cordialidad lo tenia embobado.

-Emm, señor ¿qué va a llevar?

Por Dios... su voz era preciosa. Gruesa y potente... sin duda una maravilla.
Logró salir de su ensoñación gracias a una corriente de frio que entro por la puerta.

-Yo emmm, si, digo. Dame una caja de donas con cubierta de chocolate, por favor.

-Por supuesto. Enseguida se la traigo.

El chico de linda voz desapareció por las mismas puertas por las que Bobby lo había hecho anteriormente y unos segundos después apareció con una caja color rosa pastel entre las manos.

-Aquí están.

-Muchas gracias... Soy Gabriel, Gabriel Novak.

Se presentó ofreciendo su mano. El contrario la acepto y con una sonrisa contesto.

-Sam Winchester.

-Gusto en conocerte, Sam

-El gusto también en mio, Gabriel.

Ambos no apartaban la visita del otro y sus manos no se soltaban. Fue la voz de Bobby la que los saco de su trance.

Sam fue el pirmero en romper el apretón de manos y  desviar la mirada, para luego  dirigirla a la caja registradora.   

-Son veinte dolares.

Gabe asintió y llevo su mano hasta el bolsillo de su chaqueta. Al no sentir la billetera no se preocupo, puede que este en el otro bolsillo.
Tampoco estaba allí. Rápidamente y con de algo nervios tanteo los bolsillos traseros de su pantalón, para su mala suerte su billetera tampoco estaba allí. 

Miro a Sam con sus mejillas rojas por la vergüenza.

-Yo... emm... creo que me olvide la billetera en casa.

El ojiverde río bajito. 

-Si me esperas cinco minutos voy hasta mi casa y...

-No, esta bien, no hace falta.

El rubio lo miro confundido.

-¿Como que no hace falta?

-No lo hace, llévatelas, corren por mi cuenta.

-¿Qué? No, déjame ir...

-Lo digo en serio... tomalas.

Sam extendió la bolsa que contenía la caja de donas y con una sonrisa la puso en las manos de Gabriel.

-G-gracias.

-No hay de que.

-Creo... creo que ya me voy. Gracias, de nuevo...

-Hasta luego y vuelve pronto.

Sin alguna palabra que se le viniera a la mente, Gabriel abandono el lugar con una sonrisa y mejillas sonrojadas.  

Al llegar a su casa se dirigió directamente a la cocina. Iba a prepararse un cafe para acompañar las deliciosas donas que había traído.

-Gabe ¿eres tu?

-Si Cas, estoy en la cocina. 

Su hermano menor apareció y al ver la caja rosa no dudo en ir hasta ella y abrirla.

-¿Quien es Sam Winchester?

-¿Como dices?

-Esto estaba dentro de la caja.

Castiel le paso un papelito doblado a la mitad y con una inscripción dentro. 

Eres lindo... llámame ;)
Sam Winchester.

Y abajo de esta un numero de teléfono.

-Creo que iré mas seguido a esa panadería.

Agarro una dona y se la llevo a la boca con una sonrisa.  


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One shot inspirado en la siguiente imagen:

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Nos leemos luego ♡

One shots Destiel y Sabriel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora