Se revolvió entre las sábanas al mismo tiempo que trataba de cubrirse el rostro con ellas pues el sol le hería sus ojos. Pero no pudiendo luchar más con los potentes rayos tuvo que abrir sus párpados con no muy buena gana.
Parpadeó repetidas veces antes de caer en cuenta de algo sumamente importante: Ireza, Sharpner y Gohan posiblemente ya le estaban esperando fuera de la mansión.
Miró con temor hacia el reloj púrpura que descansaba en el buro a un costado suyo...
—¡Maldición!
Saltó de su cama en dirección hacia una de las ventanas que daban vista al exterior, únicamente para comprobar que sus temores eran ciertos.
Hizo una señal con su mano, indicándoles que la esperaran un poco más. Como si un perro gigante la correteara, cambió su pijama por unos mallones negros que le llegaban poco abajo de la rodilla y una camisa color aguamarina de manga larga, pero decidió arremangarle las mangas. Peinó su largo cabello en sus típicas dos coletas y finalmente se calzó unas zapatillas negras.
Corrió casi como si participara en un maratón despidiéndose en el trayecto de Sashimi, quien le esperaba con un apetitoso desayuno que ella rechazó debido a las prisas.
—Buenos días... —Dijo entre jadeos al salir y cerrar las puertas de la gran mansión mientras apoyaba sus manos en sus rodillas.
—¡Ah, Videl! —Exclamó jovial la blonda—. Es muy raro que se te peguen las sábanas —Videl la miró con notoria furia, sin embargo fue ignorada—. Bien, démonos prisa tenemos que lavarlas...
El dúo de pelinegros asintió con ligera confusión antes de seguir a la novia de Sharpner quien ya había corrido cierto tramo.
—Videl, ¿tienes idea de qué hablaba Ireza? —Preguntó mientras corría a la par de su compañera.
—No, pero supongo tiene que ver con el desafío de hoy.
Gohan asintió sin preguntar nada más.
No tardaron ni diez minutos y llegaron al hogar de Sharpner, al gigantesco patio trasero para precisar, en el cual habían cuatro vehículos aéreos personales a los que les llamaban Butterfly.
Antes de que Gohan o Videl pudiesen preguntar, Ireza ya había sacado del bolsillo de su pantalón un papel con la frase: 5._Alas mecánicas. Sharpner entretanto, los guiaba al interior de su casa para prender el televisor.
—¿De qué se trata esto? —Cuestionó el joven semi saiyajin. Ya tenía la idea de qué podría consistir el desafío y ciertamente le aterraba un poco la idea.
Podría ser descubierto antes de tiempo.
—¡El ganador de esta carrera recibirá el gran deseo de sus vidas, ¡con estas Dragon Ball! —Decía el anunciador con sumo entusiasmo mientras Gohan perdía poco a poco el color. En la pantalla aparecían las siete esferas del dragón reunidas y colocadas sobre una almohada color vino—. Así que no pierdan la oportunidad, corredores. ¡Entren a la carrera de Butterfly y ganen ese deseo! ¡Puede ser cualquiera que tengan en mente! La carrera será...
—Como pueden ver, hay una carrera de Butterfly este sábado que viene. Por ello Ireza y yo decidimos que este será el quinto desafío: clasificar para la final del próximo domingo.
—Muy bien, me agrada la idea —dijo Videl cruzándose de brazos mientras observaba disimuladamente a Gohan quien seguía pendiente del televisor—. Sólo es de clasificar, ¿no? Entonces...¿por qué hay cuatro mariposas afuera?
Ireza apagó el aparato, llamando la atención del alter-ego del Gran Saiyaman, instándolo a unirse a la conversación.
—Por el mismo motivo del desafío —inició Ireza—: van a competir contra nosotros.
ESTÁS LEYENDO
Desafíos
RomanceGohan y Videl no llevan una buena relación gracias a las dudas que ella tenía por el Gran Saiyaman. Ella, con tal de forzarlo a que diga la verdad, se verá envuelta junto con él a superar siete desafíos, los cuales mostrarán quien es el mejor y, pro...