Capítulo 1

7 0 1
                                    

Es extraño como puede cambiar tu vida de un momento a otro. Primero te encuentras bien, y después no puedes recordar cuando lo hacías. Primero estás aquí, y luego te vas. Primero eres luz, y te conviertes en oscuridad.

La forma en que mi vida cambió fue muy extraña, fue tan gradual que no me di cuenta que lo hacía.

Recuerdo perfectamente mi casa en el bosque, en donde vivo con mi madre, hermana, sobrino y un rescatado que me ha acompañado desde los 5 años de edad. Recuerdo cada parte de mi patio/bosque que es seguro para mí, pero al cual no debo acercarme. Styx es de gran ayuda en esa parte, aunque no está entrenado, ese peludo me sigue a todas partes y me aleja del peligro.

O aleja al peligro de mí.

O cualquiera que sea el caso. No soy como las demás chicas de 17 años, y no es porque sea una súperpoderosa-intraestelar-supernatural que esconde alguna increíble habilidad que de repente nos saca del apuro en el peor momento posible.

Soy diferente porque puedo escuchar a mi violín tocar. Pero solo puedo sentirlo.

Soy diferente porque puedo oler la lluvia venir, y escucharla cuando toca la tierra, pero no puedo ver que caiga.

Soy diferente porque puedo sentir los rayos del sol en mi piel, pero no puedo verlo salir ni ponerse.

Mi nombre es Gwendolyn, y perdí la vista cuando tenía 5 años de edad.

Mamá dice que tuve una especie de accidente, cuando acompañada de mi hermana mayor, Maya, entramos al bosque a jugar a las escondidas, pero me escondí tan bien de ella que no pudo encontrarme. Me rescataron de un barranco casi 12 horas después de que mi hermana regresara a casa y avisara a mis padres que me había perdido.

Yo no recuerdo prácticamente nada de ese día, sólo al bombero que me sacó de la zanja y que me acompañó todo el camino del bosque hasta el hospital.

Después de ese día, sentía terribles dolores de cabeza, y cada día al despertar, veía el mundo un poco más apagado que el día anterior, hasta que pronto, no vi nada más.

Mi padre no pudo con la presión de criar a una hija ciega, así que se marchó poco antes de que cumpliera 7 años. No recuerdo absolutamente nada de él, y ni mi madre ni hermana hablan mucho del tema.

Algo bueno vino después de que papá se fuera: mi abuelo vino a vivir con nosotros, el padre de mi madre ha estado allí acompañándonos desde entonces, y creo que es el mejor padre que pudimos haber tenido.

No puedo decir que soy feliz siendo ciega ni mucho menos, pero tengo una buena vida. Mi madre se aseguró que no me quedara atrás por mi discapacidad. Me llevó con especialistas para que me enseñaran a leer y a escribir en braille, me llevó a terapia para sobrellevar más rápido la pérdida de mi visión, me enseñó a arreglar mi cuarto, a bañarme y vestirme por mi misma, aunque por supuesto, yo no puedo ver cómo luzco.

Ella y Maya compran todo mi guardarropa, dicen que sólo eligen tonos neutros como el negro y el azul oscuro. No recuerdo mucho el azul. Y bueno, digamos que estoy familiarizada con el negro.

Pero lo que más agradezco a mi madre, es haberme llevado a esas clases de música, aun cuando no eran para gente "especial" como yo. Al principio mis profesores no sabían cómo enseñar a alguien que no podía ver lo que hacían. Tenía que escucharlos detenidamente y después sentir cada movimiento que me ayudaban a hacer.

Fue así como encontré mi pasión por el violín.

No sé en absoluto como se ve, pero imagino que es hermoso, estético, liso y pequeño, con delgadas cuerdas de las que proviene el sonido más exquisito que he escuchado alguna vez.

ReencarnaciónWhere stories live. Discover now