Capítulo 4

1 0 0
                                    



Aun no encuentro a Styx y comienzo a preocuparme.

Después del ataque a mi casa, me pone nerviosa el hecho de que alguien pudiera haberle hecho daño en represalia. A pesar de ser un perro grande, es muy dócil, es muy noble, y no quiero que sea vulnerable.

Pienso en lo que pasó con la gitana en la feria, y me entran unas profundas ganas de llorar.

"¿Qué te hicieron?" No puedo saber a qué se refiere.

"No hay vida dentro de ti". ¿Qué se supone que significa eso? ¿Qué estoy muerta por dentro o algo así?

Sin duda, ha sido la noche más extraña de mi vida.

Escucho como Damian llora desconsoladamente, lleva varias noches sin poder dormir, y eso significa que mi madre y hermana tampoco lo hacen. Mi abuelo es un verdadero oso pardo hibernando, el no siente ni escucha nada en sus horas de sueño. Dicen que los bebés y los animales ven cosas que los demás no podemos, y me da risa ese pensamiento, puesto que yo no veo absolutamente nada. Me pregunto si algo alejó a Styx y si algo pone nervioso a al pequeño.

Toco mi violín durante lo que parecen ser 15 minutos, en los cuales pareció que la noche se detuvo, que el aire se hizo menos pesado y que la brisa invernal comenzó a levantarse. El llanto de Damián se detuvo, probablemente porque toqué su canción de cuna favorita, y siendo el bebé inteligente que es la reconoció al instante. Durante un momento me permití que el aire fresco de la noche besara mi cara. Se sintió como un beso real a pesar que nunca he besado a nadie. Toco la herida de mi mejilla izquierda, y me meto en mi cama preguntándome ¿Cómo es que mi piel ha sanado de repente?

El golpe que me di, ya no estaba allí.

Mamá tiene poco tiempo para ella. Entre trabajar, cuidar del abuelo, de mí y ocasionalmente ayudar a Maya con su pequeño niño, casi no le queda tiempo para nada. Desearía que pudiera tener más tiempo para ella misma, desearía poder ser de más ayuda.

Styx aún no vuelve, Damián está intranquilo, y no puedo dejar de sentir preocupación, como si supiera que algo malo va a pasar. Es una sensación que me oprime el pecho, que se siente helado por dentro y me hace querer llorar.

Es justo lo que sentí antes de que papá se fuera, y antes de que la nieta de nuestra vecina más cercana fuera atropellada una noche de primavera. Ella era mi única amiga, y me apena mucho decir que no puedo recordarla mucho, y no porque nunca la haya visto, sino porque no puedo recordar su nombre.

- ¿Sigues esperando a la bola de pelos?

Escucho a Maya entrar a mi habitación y la siento justo a mi lado, frente a la ventana.

- Hace calor. – Le respondo. – Y Styx volverá, sólo le tiene que dar mucha hambre y encontrará el camino de regreso.

- Los perros callejeros siempre vuelven Wendy.

Maya no es de las que vienen a hacer conversación solo porque sí, y menos conmigo. Tenemos una buena relación de hermanas, tanto que podemos estar horas una al lado de la otra sin necesidad de hablar y sin sentirnos incómodas. Por eso sé que quiere algo.

- ¿Qué pasa? – Le digo. Escucho como toma una profunda respiración.

- Quiero llevar a mamá a una comida con unas amigas que llevarán a sus madres también. Es parte de una celebración de mi trabajo, y quisiera tomar un tiempo a solas con ella.

- ¿Y cuál es el problema?

- Que el abuelo tiene una de esas reuniones de ajedrez en el parque, y no quiero llevar a Damián. – Suspira un segundo, como si le afectara decir las siguientes palabras. – sabes que amo a mi hijo pero...extraño los momentos para mí, y últimamente ha sido insoportable.

Se lo mal que se siente por decir esas cosas, después de todo, siempre se espera que las madres sean felices, amen a sus hijos y nunca se quejen de nada, pero la realidad es distinta, siguen siendo personas que sufren y cometen errores. Sé que mi madre siente pena por mí, y que su mayor miedo es dejarme sola.

Temo que ella nunca pueda ser feliz con una hija ciega que siempre deberá cuidar.

- No te preocupes. – Abrazo fuertemente a Maya, y ella lo hace también. Soy una persona de contacto físico, y cuando dejé de ver, me era difícil saber qué era lo que pasaba a mí alrededor con mis seres queridos, y acercarme y tocarlos era la única manera de saber qué pasaba. – No te sientas mal por querer un poco de espacio, Damian te ama y tú lo amas a él, eso es todo lo que importa.

Ella me da un apretón final antes de finalmente romper el abrazo.

- Siempre es fácil venir a descargarse contigo, pequeño mapache.

Al parecer, siempre luzco cansada a pesar de no sentirme así. Se debaten entre decirme mapache, panda, o por favor, duerme bien, pero creo que esa es solo la manera en la que soy.

Siento como juega con las puntas de mi corto cabello.

- El punto es que... ¿te importaría mucho el quedarte solo un momento con él? No estaremos fuera más de una hora, y lo dejaré dormido, bañado y comido para que no te sobre esfuerces.

- ¿En serio? – Le digo.

- Si es mucho para ti lo entenderé completamente, no tienes que acceder. – Trata de no sentirse mal, pero sé que teme a mi rechazo.

- ¿Bromeas? ¡Me encantaría! Es que es... - Elijo las palabras con cuidado, porque sé que si le digo que me siento mal por mi condición, se lo dirá a mamá y se preocuparán por mi depresión. – Es solo que es... la manera en la que siempre debió ser. Yo cuidando de mi sobrino, no él cuidándome a mí.

- Eres muy importante para nosotros Wendy, sin ti, la familia está incompleta. – Me da un largo beso en mi mejilla derecha y camina fuera de mi cuarto, no sin antes decirme el plan para mañana.

Pienso que el momento de ser útil podría venir pronto. 

°-°-°-°-°

Se que es poco, pero realmente me emociona ver que hay más personas leyendo ésta historia. Soy muy nueva y no tengo idea de como promocionarla xD

Gracias por leer!

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jun 04, 2018 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

ReencarnaciónWhere stories live. Discover now