Día 0 Parte 1

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Específicamente los adultos nunca me explicaron cual era el significado del amor. Por lo que entendia, la escuela primaria te hacia entender que estaba de la mano con la amistad con el dia de San Valentin. Que el amor venia junto con el verbo querer, que este mismo se ramificaba en gustar. De ahí podría decir que me adentre al mundo del amor. Del verbo gustar. Mis padres, enfocándome más en mi madre, me trató de enseñar el significado del mismo. En mi infancia me gustaban muchas cosas, desde ir a la escuela primaria, jugar a las tres con mis compañeros, comer dulces y no se diga ver la televisión. Con forme crecia en edad, me di cuenta que mis gustos abarcaban menos espacio. Podía detectas cuales cosas me disgustaban u hasta llegarlas a odiar. Como las verduras. Hasta el dia de hoy no he podido acabarme un caldo de verduras. Lo siento mamá. Yo era una persona simple. Con gustos y disgustos simples y comunes. Era.

Siempre estuve enamorada de Leo y siempre pensé que Laura le rompería el corazón tarde o temprano. Fingir sorpresa se transformo en mi rutina el día en que todo acabó.

Camino a casa, Leo guardaba silencio apretando los labios y concentrándose en el ritmo que la música de sus audifonos sonaba. Lograba escuchar el ritmo de "Disculpa los malos pensamientos" de Pxndx. Santiago, Lucas y yo caminábamos detrás. Sabíamos que esas canciones de despecho no eran de un total verdadera.

No era la primera vez que una chica lo terminaba o que el terminara con una chica, ni la primera vez que mi corazón suplicaba porque su amor se encontrara con el mío. Santiago, Lucas y yo lo hemos visto pasar por toda clase de rompimientos desde los 14 hasta los 17. Dieciocho para él. El único que repetía año.

Incomprendido, asi definia a Leo. Desde el primer dia de mi octavo grado, recuerdo cuando el profesor entró con Leo para presentarlo a la clase. No era necesario. Leo ya era conocido por mi año. Servía que jugaba en el equipo de la escuela junto con Lucas y Santiago. Además de las travesuras que hacia. Yo solo sabia de su nombre por Lucas y Santiago. Terminó su breve presentación y caminó hasta el único asiento vacío.

- Vas a necesitar uno de estos para esta clase- señaló un diccionario que sacaba de su mochila.

Tomé muy en serio su comentario. De hecho, ya lo sabía y contaba con uno igual en mi mochila pero deje que ese día compartiéramos el mismo. La clase transcurrió tranquila, a excepción que no compartimos el libro, el me lo dio y dejó que yo hiciera todo el trabajo, el mío y el de él. Lucas y Santiago se habían adelantado al primer receso y salieron temprano del salón. Termine el trabajo y alcance a Leo antes de que se fuera.

- ¿Por qué no me ayudaste?.

- ¿Por qué no sacaste tu diccionario?- sonrió a medias y señaló la pequeña apertura de mi mochila que mostraba la misma pasta.

Fue como un balde de agua fría. Desde entonces me tomó un tiempo volver a mirarlo a los ojos de vergüenza. Pero sabia que no repetía año por no tener cerebro.

Leo siempre iba un paso delante de nosotros. Siempre tenia esa mirada que veía más allá que nosotros. Siempre generaba en mi esa sensación de seguridad hacia lo desconocido. Siempre con ese brillo de confianza en sus ojos, y su sonrisa a medias de niño travieso. Por eso cuando de repente comenzó a llorar y se alejó de nosotros. Le seguí el paso.

Tras esta expresión tan abrupta mire a mis amigos buscando un poco de paz. Pero Lucas sólo esbozó una sonrisa burlona y Santiago resopló.

- Todos sabíamos que no iba a durar.

- Soy un estúpido.

- No lo eres, ella es la estúpida. Todos cometemos errores Leo. Ya encontraras a alguien que te haga feliz.- lo defendí de él mismo.- Así como Santiago lo es con Minerva, ¿No es así?

- Claro.

Por dentro tenía la esperanza de que si Leo encontrara a alguien que lo hiciera feliz fuera conmigo. Quería que notara mis sentimientos y dejara de pensar en ella. Esa era la sombra que cargaba desde que lo conocí.

Mi Día SeisWhere stories live. Discover now