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—¡Yo solo digo que deberías agradecerme a mi!– alegaba un muy ebrio Jimin casi tirado sobre la barra del vacío lugar.

El bar había cerrado media hora atrás y ahora solo quedaban algunos bailarines y empleados que ayudaban a limpiar el bar.

—¿Ahora que pasó?– pregunto la abuela de Jungkook y dueña del lugar apareciendo de la nada.

—¡Su nieto ya se folló al castañito al que le traía ganas desde hace un mes y medio y no me quiere agradecer por darle la idea de ofrecerle un baile privado!– puchereo Jimin.

—Mochi estas insoportable, ya mejor ve a dormir– se quejó Suga aun enfundado en su ropa interior de cuero negro decorada con cadenas y picos de acero.

—¡No quiero!– chilló el chico con un ojo cerrado y el otro abierto.

Jungkook sonrió y siguió acomodando las copas y tarros antes de divisar una cabellera castaña que bajaba las escaleras al fondo del bar. Taehyung apareció con cara adormilada, piernas tambaleantes y expresión ida.

—¡Vaya! Me sorprende que aun pueda caminar– exclamo Jin —significa que no le diste tan duro–.

Jungkook rodó los ojos y dejó lo que estaba haciendo para rodear la barra y acercarse al castaño que aun parecía medio dormido.

—¿Estas bien?– una vez que estuvo lo suficientemente cerca, Taehyung se recostó contra su pecho ahora cubierto por una simple playera blanca.

—Hambre...– dijo Taehyung con un puchero.

Una sensación de ternura invadió a Jungkook mientras dirigía al chico hasta la barra y lo hacía sentarse en uno de los banquillos.

—No tenemos mucha comida por aquí pero...– Jungkook busco algunas botanas y papas fritas para que el castaño pudiera comer.

—Aww nuestro Kookie esta siendo un novio atento– aplaudió Hobi mientras fingía secarse una lagrima invisible.

—¿Kookie?– Taehyung frunció el ceño, despavilandose un poco.

Pudo notar un leve sonrojo en el rostro de Jungkook.

—Ese es el nombre que usa este idiota en el trabajo– explicó la abuela con simpleza apuntando al pelinegro con una de sus largas uñas puntiagudas. —Desde que te vio aquella noche que llegaste con esas chicas ruidosas no dejo de hablar de ti–.

—¡Abu!– reclamó.

—Callate, callate baboso– la mujer siguió hablando —luego dejaste de venir y se deprimió peor que esa vez cuando se fue la luz y no pudo guardar su partida de overguatch–.

—¡Ya es suficiente!– intervinó el pelinegro.

—¡Aun es un bebé!– canturrearon Jin y Hobi al mismo tiempo.

Taehyung enrojeció olvidando el hambre que había sentido. Jungkook parecía incluso mas avergonzado mostrando una faceta que ni en sueños Taehyung hubiera imaginado ver en él.

—¡Bueno ya, hora de ir a descanzar!– la buela se puso en pie y casi echa a patadas a los bailarines que aun quedaban resagados.

Suga llevaba arrastrando a un dormido Jimin antes de perder el equilibrio y soltarlo hasta caer al suelo con un golpe seco.





***





Unos minutos después Taehyung caminaba en silencio junto a Jungkook en dirección a su departamento de pronto incluso el pelinegro parecía demasiado avergonzado como para hablar. Llegaron a la misma intersección donde solían encontrarse y como por obra del destino, el semaforo peatonal cambió a luz roja justo cuando se disponían a cruzar.

The black haired boy » KOOKVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora