REPRESIÓN

20 0 0
                                    

Entraron 100 de los 125 guardias que más o menos había en la prisión. Se dispusieron un guardia enfrente de un preso, los guardias llevaban chalecos antibalas, ropas negras y cascos que hacía que no se les viera el rostro. Cuándo estuvieron todos colocados enfrente de sus respectivos presos, sonó una voz por los megáfonos del S-6, si el asesino se entrega no nos veremos obligados a tomar medidas drásticas. Estaba mirando fijamente al guardia que tenía enfrente, cuando pasaron 3 segundos y nadie dijo nada, todos los guardias alzaron las armas y nos apuntaron con ellas, entonces iba a levantarme cuándo 274-L se lanzó sobre el guardia que tenía a su lado pillándolo desprevenido, empezó a golpearle el casco hasta que mi guardia le disparó, y entonces yo aproveché para derribarlo, le golpeé con un derechazo en el casco lo cual le dejo inconsciente y le quite el arma, esta escena se repetía en muchos casos, combates cuerpo a cuerpo entre presos con pequeños punzones contra guardias con sus cuchillos, guardias abatiendo a presos mientras huían de ahí. Pero el más sorprendente era Wolf, había conseguido una pistola de contrabando, y con sus hombres de confianza abatían a todos los guardias que se les ponían enfrente. Ahora lo tenía todo claro, pensaba que era yo el que estaba manipulando a Wolf y al S-6, pero era Wolf el que había planeado que entrarán los guardias para así abatir al máximo número posible de ellos. Entonces quité el casco al guardia y vi que era la misma que me había disparado en el tórax y que me había amenazado con volver a hacerlo. El S-6 se había convertido en una jungla. 274-L estaba muerto, y ahora todos los supervivientes estaban liquidando a los guardias y armándose. Fue entonces cuando algunos presos se dieron cuenta de que mi guardia era mujer, esto no era bueno, ya que se querían aprovechar de ella, hacía mucho tiempo que no estaban con una mujer y ya se nos acercaban cuatro de ellos hacia nosotros. Entonces, sin saber por qué, disparé hacia ellos y los abatí con la ametralladora. Se hizo el silencio, ahora todo el S-6 me miraba a mí y al cuerpo de la guardia que estaba inconsciente a mi lado. Entonces Wolf se me acercó con las manos levantadas.

-¿Qué te pasa chaval?¿No quieres ser libre?¿Acaso no sientes rabia por 274-L?.-Su mirada serena y su cabello castaño con algunas canas transmitían tranquilidad y seguridad.

-Nadie tocará a esta mujer.-Mi voz era firme, y mi decisión una locura pero ahí estaba.

-No podré protegerte, pero te prometo que por mi parte no se te atacará.-Se retiró hacia la puerta que habían dejado abierta los guardias al entrar, yo me quedé donde estaba rodeado de cadáveres y presos moribundos, todos los guardias habían muerto menos la mujer a la que protegía. Joder, ¿Por qué lo habré hecho? No se me ocurría el por qué, simplemente estaba ahí ese hecho. Ahora me tocaba cargar con ella, le quité el chaleco y me puse sus protecciones y el casco. Era una mujer de pelo castaño claro, estatura mediana y con un cuerpo fuerte y de buenas proporciones. El que tuviera los ojos cerrados me impedía vérselos, pero era guapa. Deja de pensar en esas cosas, me dije mentalmente, me puse en marcha cargándomela al hombro mientras con la otra mano cargaba el arma que le había robado. Había rapiñado un par de municiones extras, unas pistolas y un cuchillo. Ahora me dirigía hacia la puerta por la que había salido todo el S-6 superviviente.

El pasillo estaba bien iluminado, en las paredes y en el suelo ya se veía el paso del S-6, como una gran máquina de matar. Cuerpos de médicos, empleados y guardias estaban desparramados con diversas heridas. Entonces decidí como saldría de allí, y me dirigí hacia la sala donde más daño se me había hecho buscando lo único que nos movía a todos los que aún vivíamos en esa cárcel: VENGANZA.

Sangre en las esquinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora