Capítulo 2

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Empiezo a arrepentirme de haber seguido cursando Defensa Contra las Artes Oscuras, Pociones, Transformaciones, Herbología y Encantamientos cuando solo llevo una semana de clase. No quería ser auror ni sanadora, de hecho, no tenía ni idea de que quería hacer con mi futuro, así que me dejé aconsejar. Había podido cursar todas las asignaturas que hubiera querido ya que como mínimo en ellas había obtenido Supera las expectativas, pero decidí abandonar la Aritmancia y las Runas Antiguas cuando empecé a cursas los ÉXTASIS. Aunque lo peor, sin duda alguna, es tener clase con Umbridge.

Teoría, teoría y más teoría. Sus clases eran el tema más hablado entre todos los alumnos. Incluso podías oír a algún Slytherin quejarse de que no aprendían nada, a pesar de que les favorecía en todo. Para mi suerte, a diferencia de la de Harry, todavía no me había castigado. Los gemelos se sorprendían de que todavía no hubiera saltado en ninguna de sus clases, pero eso cambió antes de lo que yo pensaba.

Eran las nueve menos cuarto cuando me desperté el martes, teniendo clase con Umbridge a las nueve en punto. Bajar desde la torre de Ravenclaw hasta la clase de Defensa contra las artes Oscuras en el tercer piso era una tarea imposible si tenías quince minutos. Conseguí vestirme, peinarme y lavarme los dientes en siete minutos, olvidando la idea de desayunar hasta que la clase no terminara. Me quedaban ocho minutos para llegar sin meterme en un lío, y como fue lógico, no conseguí llegar a tiempo. Había oído, o bueno, más bien visto, como obligaba a Harry a copiar con una pluma bastante especial, y no quería experimentar lo mismo. Para mi suerte, ese día estaba de buen humor, supongo que porque había vuelto a castigar a Harry, y lo único que hizo fue bajar veinte puntos a Ravenclaw.

A mitad de la clase, se acabó mi suerte. El profesor Flitwick, jefe de mi casa, vino a buscarme en mitad de la hora para llevarme al despacho del profesor Dumbledore. Allí no estaba solamente él, también estaba la profesora McGonagall, lo cual me sorprendió. Aunque estando ellos dos en la misma sala dentro de Hogwarts nunca eran buenas noticias.

— Señorita Stone, tome asiento. ¿Quiere algo de desayunar? Esta mañana no la he visto por el Gran Comedor — dice Dumbledore, y al instante siguiente un café aparece delante de su escritorio con un bollo relleno de chocolate, mis favoritos.

— Profesor, ¿para qué estoy aquí? — Aprovecho para coger el bollo y darle un buen mordisco, sea lo que sea lo que me va a decir ahora mismo sé que no es una buena noticia.

— Le ocultamos algo durante el verano, Abbigail — interviene la profesora McGonagall. — Puedo asegurarte que nuestra intención era contarlo, pero Allison lo quiso así.

— ¿Qué ha pasado con ella y qué tiene que ver con todo esto?

— Los mortífagos la han encontrado en la casa en Francia, en la que la dejó. No sabemos cómo, pero sabemos que su objetivo era utilizar su poder, uno que tenía bastante dormido hasta que volvió a verla. 

— No entiendo de qué está hablando, profesor.

— Señorita Stone, su madre acaba de fallecer. Lamentamos mucho su pérdida.

Mi cerebro empieza a trabajar a grandes velocidades. Mi madre acaba de fallecer, Allison acaba de fallecer. Mi madre era Allison y me lo han ocultado durante todo el verano. He pasado todo el verano evitando que descubrieran a mi madre para que en el último momento la maten. No he podido disfrutar de ella, incluso me he quejado de tener que estar protegiéndola en lugar de disfrutando de mi verano con los gemelos en Grimmauld Place. Empiezo a notar como caen unas lágrimas y se me encoge el corazón. No sabía que era mi madre, pero sin duda alguna había acabado teniendo cariño por ella. El bollo de chocolate empieza a subir por mi garganta y de repente veo delante de mí un cubo en el que no dudo en vomitar.

Save Him [Fred Weasley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora