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Observar como entra a su recámara con ese pequeño short que no cubre nada sus piernas, esa blusa que deja al descubierto su abdomen, me hace pensar en lo bien que la pasaríamos los dos juntos. Pero han sido tantas veces las que me a rechazado a salir que, crean o no, me he quedado sin esperanzas.

Luna Valente no pasa desapercibida en ningún lugar. Aún recuerdo cuando llego al fraccionamiento, que por cierto necesita una renovación, hizo que todos los hombres la miraran al llegar con ese estilo suyo. Es una chica que, aunque no quieras verla, al final la miras sin parpadear y menos respirar. Su belleza deja al lugar sin aliento.

Y yo, Matteo Balsano, he quedado cautivado por sus bellos ojos y su cuerpo con curvas que deja más de uno con la boca abierta. Tiene ese poder de regalarme una sonrisa y ponerme a sus pies pero tampoco lo hago. No soy un chico que se deja enredar con una princesa como ella.

Dejo de ver por la ventana cuando noto el movimiento de manos que hace hacia su short. No quiero terminar aliviandome como la vez pasada, cuando bajo lentamente su falda y me dejo ver algo más.

Giro en mi habitación y busco mi guitarra, con eso me podre entretener. Muevo mis dedos sobre las finas cuerdas y hago la melodía que tengo en mi cabeza, hace días no sale de mí. Creo que la inspiración que me proporciona la señorita, que hace de mi vecina, me da mucha energía para hacer miles de canciones.

“Desde que te vi llamaste mi atención, sentí conexión y seguí mi intuición.”

Canto mientras toco las cuerdas de la guitarra. Los aplausos se escuchan en el silencio del lugar. Miro por la ventana encontrando a Luna sentada en el borde de su ventana. Su short fue desplazado por un pantalón de chandal y bueno, la vista de arriba me deja ver más piel. Solo tiene su sujetador.  Decido cambiar de vista y me encuentro con su rostro, me mira con una leve sonrisa.

— Que increíble técnica, Matteo. ¿Acaso es la técnica para que las chicas mojen sus bragas? — río entre dientes, haciendo que Luna sonriera más intensamente.

Amo su sonrisa.

— No sé, tal vez la sea. ¿Funciono?, ¿te he hecho mojar? — Muerde su labio inferior carnoso y rueda los ojos.

— Sigue soñando, pero tienes una gran voz, tendrías a cualquier chica a tus pies si les cántaras al oído. — Mojo mis labios con mi lengua y ella mira el gesto fascinada, se que siente esa gran tensión entre nosotros . — a excepción de mí, claro, no hay que soñar alto.

— Aunque cueste llegar alto por una estrella... — Apunto al cielo oscuro con mi dedo índice, mientras que ella mira hacia arriba.—... Haré todo lo que sea por tenerla.

— Wow, que simpático como siempre. — Ella parpadea varias veces coqueteando con sus largas pestañas. — Igual no me meto con idiotas, así que... — se baja de su ventana y toma de ella para cerrarla. —... Di adiós a la estrella. Buenas noches, Matteo.

— Buenas noches, princesa. — Le digo lo más serio posible y ríe para después cerrar la ventana, también tirando de sus cortinas.

Y allí va mi otra oportunidad para decirle que pasaríamos una noche buena juntos, pero ella se empeña en dejar claro que no sale con idiotas, cabrones, hijos de puta y demás.

No sé que hacer con ella, cada día me pone más loco, me hace delirar y hace, más que nada, que deseé estar con ella piel a piel.

Me levantó de mi comoda ventana y me dispongo a bañarme. En estos días el calor a sido insoportable por las noches, es como el mismo infierno. Ya he dormido dos noches solo con bóxer, sin sabanas y con la ventana abierta.

Me dispongo a quitar mi ropa, saco mi jersey azul, me quito la camisa blanca y las echo juntas a la sesta de ropa sucia que tengo en mi recamara. Paso una mano por mi cabello ruloso desordenándolo un poco, bueno más de lo que ya esta.

Bajo la bragueta y desabotono mi jean negro, tirando de el para bajarlo hacia mis piernas. Mis deportivas han sido quitadas hace horas, desde que llegue a casa. Miro mi jean ya en mis manos, tal vez debería de comprar nueva ropa pero no tengo tarjetas de crédito desde la ultima vez que papá decidió dejar de darme dinero para malgastar.

Con la estrés tomada por pensar en el dinero, tiro el pantalón a la sesta y paso mis manos por mi cabello bajándolas hasta mi cuello. Me giro haciendo que mi cuerpo, casi desnudó, de la vista a la ventana.

— Sí que tienes lo tuyo, Balsano. — Me dice Luna desde su ventana, ¿no la había cerrado ya?, se pasa los dedos por sus labios rojos.

— ¿Me estabas espiando? — Se ríe y me acerco de nuevo a la ventana.

— No, yo solo quería abrir la ventana, hace mucha calor. — escucho algo más que normalidad en esa frase sonrió y hago que parte de mi cuerpo sobre salga.

— Eres muy mala para mentir. — se ríe y agita su cabello, aún lleva el sujetador. — para mi que querias verme desnudo.

— Uh, sí mucho. — contesta sarcástica. Le guiño un ojo y sonríe de nuevo.— Mejor me voy, no quiero ver como terminas de desnudarte.

— Sueña conmigo. — le digo pícaramente haciendo que mi voz suene ronca, entre abre sus labios.

— Sí, creo que te daré el honor, Matteo. — Me quedo petrificado con su contestación.

Ella solo ríe y desaparece detrás de la cortina de su ventana.

Espero que el agua este demasiado fría para poder quitarme lo caliente que me a dejado Luna solo con decir que soñara conmigo.

Necesito a esa chica en mi cama, urgente.

Villana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora