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Me negaba rotundamente a cargar con más equipaje cada vez que mis padres insistían en que tomara las maletas.
Me aferré a mi violín perdiendo la paciencia, les miré una última vez aún reproduciendo la música en mis cascos, me di la media vuelta y caminé a la entrada.

Escuché a lo lejos cómo alguna persona que trabajaba ahí les indicaba que ellos se encargarían de llevar mi equipaje. Volteé a verlos de nuevo, dos personas en traje ajenas a mí habían tomado las tres maletas y se abrían paso hacia lo que yo suponía, era alguna otra entrada al lugar. Quizá las dejarían en mi nueva habitación.

Mis padres caminaron hacia mí, detrás mío una mujer mayor vestida elegantemente con una gran sonrisa les daba la bienvenida. La expresión de su rostro me hizo sentir extrañamente cómoda y reconfortada. Sin embargo, fue hasta el momento en el que habló en el cual una ráfaga de serenidad me tomó por sorpresa y se adueñó de mi. Vaya, pero qué voz tan más suave.

La mujer pasó su mirada de mi familia a mí y de mí a mi familia unas cuantas veces.

-Sean bienvenidos a Rydell, nuestro centro de recuperación y ayuda para jóvenes.- Sonrió.

Solté un bufido enfadada y rodé los ojos. No estaba loca, no necesitaba ésto.

Las personas presentes me miraron fijamente, como si esperaran algo de mi. Por un segundo, noté en la mirada de mi madre un dejo de esperanza. Pero no lo haría, no hablaría.

-Tu debes ser Hye, es un placer conocerte. Eres bienvenida en nuestra institución, hemos preparado una habitación especialmente para ti, esperando que te sientas muy cómoda en ella. Las instalaciones puedo enseñártelas cuando tú gustes.- Sonrió de nuevo. ¿Ésta mujer nunca deja de sonreír?- Mi nombre es Jung Mi-Suk y soy la directora de éste lugar.- Ésta vez se dirigía a mis padres.- Éste centro de salud está dirigido a jóvenes de entre 12 a 27 años de edad, contamos con la mejor tecnología en instalaciones para ayudarlos a tener una pronta recuperación y que su estancia durante la mejora sea placentera. Todos nuestros pacientes cuentan con su propia habitación y pertenencias, puedes usar tu ropa o las prendas que nosotros te ofrecemos aquí, lo que te haga sentir más cómoda. Les aseguro, señores, que su hija estará en buenas manos, agradecemos la confianza puesta en nosotros.- Se inclinó frente a mis padres.

Me hizo gracia la manera en la que utilizó la palabra "placentera" para describir lo que mi estadía suponía ser. ¿Placentera?, ¿cómoda? Por supuesto.

La directora del lugar le dio tiempo a mis padres de despedirse de mi, antes de que entrara junto con ella para que me mostrase mi habitación.

-Hye...te amo, ¿de acuerdo? Y es por eso que hago ésto. Soy tu madre y siempre buscaré que estés bien. Por favor, sé buena y no te metas en problemas. Te veremos cuando comience el verano.- Mi madre sonrió después de besar mi frente. ¿verano? Esperaría todo un año encerrada en éste asqueroso lugar. ¿Cómo podía decir que me amaba?

Mi padre se inclinó a mirarme, suspiró y me abrazó antes de comenzar a llorar.

-Debes saber que todos estamos luchando contra ésto, promete ser fuerte y poner de tu parte. Sin importar qué, busca mejorar, princesa.- Me tomó de los hombros y sonrió calidamente. ¿Todos luchaban contra qué? Nadie además de ellos había ido a despedirse de mí, al resto de la familia no le importaba si quiera...era una vergüenza para todos. Lo sabía.

Estaba molesta. Molesta porque todos hablaban de mí como si realmente sufrieran al verme como estaba. De cualquier forma, ¿qué había hecho yo de malo?

Les miré con resentimiento, ¿cómo podían hacerme ésto?, ¿es que no lo entendían?, ¿si quiera les dolía un poco que mi hermano haya muerto?

Noté cómo aún me miraban y tragaban saliva expectantes. No iba a hablar, eso estaba claro. Pero entonces, ¿por qué seguían tratando?

Me aferré de nuevo a mi violín, más fuerte y bajé la mirada. Yo sabía que estaban decepcionados de mí, yo también lo estaba.

Inhalé pesadamente y después solté un profundo suspiro. Quería llorar.

No respondí a ninguno de sus gestos conmigo, sino que mirando mis pies, sabiendo que no iban a detenerme, me di vuelta. Y con un profundo dolor en mi pecho, caminé a la entrada del lugar. Donde aquella mujer, me tomó por un hombro y las puertas se cerraron tras de mi.

Pero qué joda.

𝓚𝓮𝔂 || ᴍ.ʏ.ɢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora