𝓚𝓮𝔂 || ᴍ.ʏ.ɢ

18

-"A diez meses del misterioso incendio que se originó en el centro de salud y rehabilitación para jóvenes, Rydell.
Hoy, además de navidad, celebramos la increíble cantidad de donaciones que ha recibido la causa para la reconstrucción del recinto. Las donaciones se han elevado tanto que más de la mitad de los..."

-Listo, vamos. Creo que no falta nada.- La dulce voz de mi madre hizo desviar mi atención del televisor frente a la ventana de la tienda a la que ella había entrado. El tema del accidente en Rydell no había dejado de estar en boca de todo el mundo y cada día parecía salir de la nada  nueva información sobre los hechos que aumentaba la frecuencia con la que las personas hablaban de ello.

Después de despertar en una cama de hospital con una pierna rota y una fractura en la muñeca, mis padres decidieron que era momento de que yo, una jóven de 19 años comenzara a tener la vida común de cualquier persona promedio con la misma edad. Me inscribieron a una universidad, eligeron una carrera diferente a la que yo había imaginado estudiar toda mi vida, compraron una casa nueva sólo para los tres y llamaron a todos mis amigos.

Querían que tuviera una vida normal, feliz y que olvidara todo lo que había pasado los últimos dos años. Pero, ¿cómo podía?, ¿cómo podía sonreír honestamente si cada cosa que hacían me hacía sentir más lejos de mi?
Ni siquiera Hani, Ji Eun y Sunmi que habían sido mis mejores amigas durante toda la secundaria lograban hacerme sentir en casa. Nunca se preguntaron cómo estaba, jamás llamaron o fueron a visitarme. Ellas no eran mis amigas. Mis padres trabajaban tarde y durante los dos meses que me encontré en el hospital, me visitaron aproximadamente cuatro veces tarde en la noche cuando yo dormía o estaba a punto de.

No estaba en mi hogar, no era feliz. Mi familia, mi felicidad y mi corazón se hallaban en Jung Mi-Suk, Min Haneul y Min Yoongi, a quienes no había vuelto a ver desde lo ocurrido. Incluso si intentaba buscarlos, todo parecía indicar que la tierra los había tragado.
Pero aún si el tiempo pasaba y no quedaba rastro de ellos...no era muy difícil saber que mi hogar se encontraba ahí. Yoongi era mi hogar.

-La familia de tu padre llegará en un par de horas, aún tenemos tiempo para acabar con la cena pero debemos darnos prisa.- Mi mamá buscaba algo en las bolsas del mandado mientras caminaba frente a mi. Parecía estar asegurándose de que nada de lo que había comprado faltara.

La cena de navidad se daría lugar en nuestra nueva casa con nuestra familia como invitados a ver nuestra nueva vida...nuestro nuevo comienzo.

Ayudé a mamá con todo lo que hacía falta y para cuando la noche caía me encontré frente al espejo de mi habitación. Las risas comenzaban a escucharse en el comedor de la planta baja, aquellos desconocidos a quienes se les había otorgado el nombre de "familia" habían llegado ya. La noche prometía ser larga y mi vestido y maquillaje me indicaban con una sonrisa en el espejo que resistirían firmes junto a mi.
Salí de la habitación y bajé con cuidado. Me sorprendí al darme cuenta de que en mi casa habían más personas que sólo la familia de cada uno de mis padres. Llegué a la cocina, donde mi madre me daba la espalda. A pesar de su elegante vestido y su peinado recogido en un precioso moño, aún lucía como una ama de casa sacando aquel pavo del horno con guantes y un delantal bordado.

-Mamá, ¿quién es toda ésta gente?- Dejó la charola en la barra junto al resto de los platillos y se giró a verme.

-Querida, te ves preciosa.- Me miró de arriba a abajo y sonrió para sí.

-Mamá...

-Oh, sí. Son amistades nuestras. Algunos del trabajo de tu padre, otros conocidos de años. Es probable que no reconozcas a muchos, los años han pasado y...

"No reconozco a nadie ese es exactamente el problema".

-[..] Es por eso que debes mostrarte amable, así que salgamos ya que aún no hemos saludado a los invitados.