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Bajo la bóveda de las estrellas,
la Luna ilumina la habitación
sumergida en azulada oscuridad.
Como Medusa te hipnotizo y te dejo inmóvil, de piedra.

Mi piel es mármol,
con tus manos me esculpes como si fueses Miguel Ángel
y yo tú obra maestra.
Con mi lengua escribo poemas en tu boca y con mis dedos pinto cuadros en tu piel.
De mi cuerpo tú eres un caníbal,
por tu boca yo soy una suicida.
¿Estoy en el paraíso o en el infierno?
Serpentina, por tu entrepierna
me deslizo y a la boca me llevo
todo lo que ya no oculta la ropa.
Como un manantial me das de beber
y calmas mi sed.
¿Quieres jugar?

Una mano se desliza por mi pecho
y acaba donde Venus le da nombre.
Con tus dedos imitas el movimiento de las olas, me dejas tan húmeda como el mar que veo en tus ojos.
Cariño, entro en colapso
cuando estás dentro de mí,
mojas tus dedos en lo que me haces sentir.

Entre suspiro y suspiro se deja oír un gemido,
¿es esto una guerra?
¿eres mi enemigo o mi aliado?
Ardes por dentro como el Vesubio
y me dejas en cenizas como Pompeya.

Gasto mi último aliento en decirte que quiero más, tú me haces temblar el alma y no solo las piernas;
confundo tus gemidos con poemas.

Solo tú me follas el alma
y no el cuerpo.

Adicta a lo PsicodélicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora