Ella

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Tantos años de espera… Tantas noches perdidas soñando con Él…

Un hombre que me hiciese sentir protegida entre sus brazos, amada bajo su mirada, y valiosa por por su tacto… un hombre que nunca llegó.

Llegó la noche en la que dejaría de soñar, la noche que dejaría de esperar por por alguien que quizás no existiese.

Y esque en verdad no existía.

Ningún hombre vendrá por mí, ningún hombre me abrazará, me mirará o me tocará. Ningún hombre me hará sentir protegida, amada o valiosa.

Ningún hombre… pero existe una mujer.

Había conocido a alguien que me hizo cambiar por completo la visión del amor.

Ahora era yo quien quería protegerla con mis brazos, amarla con mis ojos y adorarla con mis manos.

Ya no malgastaba mis noches soñando con Él… pasaba mis noches de desvelo hablando con Ella.

Sólo sus palabras, ni tan siquiera había escuchado su voz… Sólo sus palabras me cautivaron, pero más el dolor que existía tras ellas.

Ese dolor, era la razón de mi agonía.

Sus penas se convirtieron en las desgracias, y sus luchas, en mis guerras...

Por fin la escuché...

Me  intoxicaba con el sonido de su voz.

Se convirtió en una droga de la que no quería desengancharme.

No fue hasta que la conocí, cuando me hice consciente de la efimeridad del tiempo… de lo cortos que resultan los segundos si los pasas con ella.

Por fin la vi...

Sus ojos me atraparon y entonces estuve segura de que jamás me soltarían.

Tan tonta debió parecer mi expresión al ver su rostro por primera vez…

Observé sus ojos, su nariz, sus labios… No hallé ninguna imperfección.

Ninguna habló.

Ella enrojeció ante mi mirada y esbozó una tímida sonrisa.

La sonrisa más hermosa del mundo.

Pasaron los minutos y aunque pocas palabras fueron cruzadas, todo quedó dicho.

Ha pasado el tiempo…

Hemos compartido risas, lágrimas, noches de pasión, momentos de dolor, pero sobretodo, mucho amor.

Agradezco a la vida habérmela traído, y maldigo al universo por dejarla tan lejos de mi alcance.

Pero yo guardo mis besos, caricias, susurros y miradas para Ella. Porque su cuerpo se lo merece, tan hermoso como su corazón.

Ya no soñaré con Él.

Ahora la esperaré a ella.

Experiencia de una tonta enamoradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora