Blanco y negro era nuestro amor.
Aveces celeste, como el cielo, el cielo que veíamos juntos aquella vez con ese hermoso verde, lindo verde de tus ojos que me recordaban ese lugar nuestro.
Naranja, de aquel atardecer de dulces besos color pastel, que sin querer causaban en mi una sensación de mariposas color salmón.
Y que te costaba darme unos besos color turquesa para recordar siempre tu belleza.
Y que resplandor de tus mejillas color rosa, que sin querer se tornan rojas cuando pasas penas, esas lindas penas de amor.
Y que vida la mía que llegaras con tu felicidad para hacerme amar el color amarillo que tanto disgusto me daba.
Pero que bonito tienes el corazón que me haces amarte sin ninguna razón y llenar mi alma del color amor.
